Clara Ponsatí abandona España para acudir a un pleno del Parlamento Europeo

Según declaró ayer ella misma, no tiene ninguna intención de presentarse ante el juez el próximo 24 de abril. El magistrado Llarena puso a la eurodiputada en libertad sin limitación de movimientos pero con la condición de que estuviera localizada y se presentara en el juzgado el día señalado.

Ponsatí volvió a Barcelona este martes tras pasar cinco años entre Escocia y Bélgica y fue detenida en la capital catalana por un agente de los Mossos d'Esquadra por presunta desobediencia el 1-O. Con la derogación del delito de sedición acordada entre el Gobierno y sus socios parlamentarios de ERC, Ponsatí solo está acusada de sedición, un delito que no comporta penas de prisión.

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La situación de Ponsatí es análoga a la de las dirigentes de ERC y de la CUP Mertitxell Serret y Anna Gabriel, si bien estas optaron por acudir voluntariamente a declarar ante el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, que las dejó en libertad a la espera de juicio. De hecho, hoy comienza en el TSJC el juicio contra Serret, actual consejera de Exteriores del ejecutivo catalán. Pendiente de regresas a España está también la dirigente de ERC Marta Rovira, también acusada de desobediencia y en su caso afincada en Suiza.

Ponsatí protagonizó ayer un mediático regreso a Cataluña, incluida una rueda de prensa en el Colegio de Periodistas donde aprovechó para arremeter contra Esquerra, el partido cuya negociación con el Gobierno propició la reforma del Código Penal de la que ella ahora se ha aprovechado. De paso, acusó al Govern presidido por Pere Aragonès de ser «una herramienta de la ocupación española».

Tras esta comparecencia, y tras un breve paseo por el centro de Barcelona, fue interceptada por los Mossos d'Esquadra, que la trasladaron ante el juez de guardia. Allí, en la Ciudad de la Justicia, y por orden del juez instructor Pablo Llarena, en un auto fechado este 28 de marzo y consultado por ABC, se dejó sin efecto la orden de detención que pesaba sobre Ponsatí, así como su situación de rebeldía.

Además de citarla para tomarle declaración, el juez le ordena designar un domicilio y un teléfono con el que «poder ser localizada inmediatamente», así como comparecer ante el Supremo «cuantas veces fuera llamada». También advierte a la política de Junts: una eventual negativa a presentarse ante el Supremo, «conllevará la modificación de su situación personal y su conducción ante este tribunal por la fuerza pública». Volvería a ser detenida, aunque Ponsatí ya se encontraría en Bélgica, y por tanto, disfrutando de su inmunidad.