análisis
Las europeas no deshacen, pero sí aflojan, el nudo catalán
El independentismo debería abandonar el pensamiento mágico y leer con realismo el resultado de unos comicios que consolidan el cambio de ciclo en la comunidad
Salvador Illa y Pedro Sánchez, en un mitin del PSC
Nada hace presuponer que el resultado de las elecciones europeas en Cataluña -victoria rotunda del PSC, severo retroceso del independentismo- vaya a tener un impacto directo los acontecimientos políticos a ventilar en las próximas semanas, empezando por la elección, el lunes, de la Mesa del Parlament ... , pero sí indica que el cambio de ciclo es imparable.
En su conjunto, Junts y Esquerra se dejan más de 17 puntos porcentuales con respecto a los comicios de 2019, cuando Carles Puigdemont ganó las europeas a Oriol Junqueras y el PSC apenas comenzaba a recuperarse tras los años de declive del 'procés'.
La derrota secesionista es rotunda, sin paliativos, un castigo que los partidos independentistas deberían leer con realismo, sin la dosis de pensamiento mágico, sobre todo en el campo de Junts, con el que aún analizan -y tratan de actuar en consecuencia-, el resultado de los comicios autonómicos de hace menos de un mes, cuando las urnas dejaron claro que el 'procés', al menos en la forma en que lo conocimos, es historia.
Seguramente es pedir demasiado a un partido que esta noche se felicitaba sin ruborizarse por su segunda posición y la pérdida de 550.000 votos, una victoria particular en todo caso al quedar por delante de Esquerra, que también retrocede, pero menos que sus hasta hace nada socios procesistas.
El resultado de esta noche no deshace el nudo en el que está enredada la política catalana, pero sí que en parte podría ayudar a aflojarlo si la facción de Esquerra más refractaria a pactar con el PSC, y por tanto ir a la repetición electoral en octubre, entiende que precipitar ese escenario solo puede contribuir a reforzar a Salvador Illa y al constitucionalismo en general y a debilitar aún más al secesionismo.