Virginia Barcones: «La gente no se merece que con Valencia estemos enfrascados en el 'y tú más'»

-Ya es vecina de Valencia.

-Y aquí voy a seguir hasta que la situación esté completamente solventada. Estoy en el hotel más cercano a la Delegación del Gobierno para poder estar cerca ante cualquier eventualidad. El primer día dormí allí y ya no me he movido, así que ya es como mi casa. Sólo he vuelto a Soria durante doce horas por un asunto familiar urgente. Mi niño ya tiene catorce años y sabe del compromiso de su madre.

-¿Dónde le pilló la riada?

-Yo salí a primera hora del 29 de octubre hacia Brasil para participar en el G20 porque se iba a firmar el compromiso de todos los ministros para la reducción del riesgo de desastres. Cuando aterricé no daba crédito a lo que había pasado y allí mismo se gestionó mi vuelta. En 50 horas volé más de 40.

-¿Qué recuerda del día en el que llegó a la zona afectada?

-Mi sensación era de que había estallado una bomba. Era un escenario de guerra, todo arrasado. Al día siguiente fui a Paiporta, al barranco del Poyo, todo lleno de lodo, con el fango hasta la rodilla y vi la dimensión de la catástrofe. Tienes que tener la cabeza fría y todo lo que has aprendido de servicio público lo debes aplicar para ayudar. En este mes y medio sólo he pensado en ser útil, en trabajar desde antes del amanecer hasta la una o las dos de la mañana.

-¿Estaba preparada para algo así?

-La dimensión de la catástrofe lo supera todo, pero es verdad que con los años adquieres herramientas que te permiten buscar soluciones. Aquí hemos activado el mecanismo europeo de Protección Civil que desde 2009 no se había activado.

-¿Cuál ha sido su peor momento?

-Ha habido muchos muy duros y complicados pero todavía no he llegado a ese punto de gestionar lo que he vivido, porque en mi cabeza solo está buscar soluciones. Creo que cuando esto pase todos los que hemos intervenido ante esta catástrofe tendremos que hacer también nuestro proceso. Las primeras semanas fueron muy complicadas a nivel físico, psicológico, emocional... Han sido semanas de casi no dormir y comer muy poco. Esto es como una olla que está con la tapa y el día que se levante tendré que gestionar muchas cosas. Las hay que no voy a olvidar nunca, como el olor del lodo o el silencio profundo que jamás había sentido. También tengo muy clavado el día que se cayó la pasarela y murió un operario de Tragsa.

-¿No se ha llegado a romper durante este tiempo?

-Todavía no. He tenido algún momento... uff... pero sé que como todo el mundo que ha estado aquí hay que pasar por ese proceso. Es importantísimo la salud mental de todas las víctimas, pero también la de los intervinientes que han estado aquí. Tenemos que ser capaces de hablar de todo lo vivido y a mí todavía me cuesta. Es una etapa que no quiero abrir porque aún queda mucho por hacer.

-¿Y algún momento positivo, por pequeño que sea, entre tanto drama?

-Siempre he dicho que nada, que no hay nada positivo, pero luego reflexionas y hay que valorar algo muy importante como es que nuestro país es solidario y tiene excelentes valores.

-Haga autocrítica. ¿Qué se hizo mal en la respuesta a la DANA?

-Llegará el momento en el que todos tengamos que rendir cuentas de qué hicimos, cómo, si cumplimos con nuestras competencias, nuestras funciones.... En lo que a mí me toca, tengo absoluta tranquilidad. Ahora lo que procede es centrar todos los esfuerzos y toda la energía en dar soluciones a un problema de miles de personas que esperan y necesitan respuestas. Habrá tiempo para que todos los que teníamos alguna responsabilidad pongamos negro sobre blanco y también para ver cómo afrontar este tipo de catástrofes a las que cada vez nos vamos a ver más sometidos.

-¿Entiende el cabreo de los ciudadanos?

-Por supuesto. Cuando estás aquí y ves la dimensión de lo ocurrido ¿cómo no lo vas a entender? La gente lo ha perdido absolutamente todo. ¿Cómo no vas a comprender el cabreo, la rabia, la desesperación...? Yo también he recibido esa frustración. Lo que yo digo es que el sistema, lo público, el Gobierno de España, estará hasta que se recuperen todas las zonas afectadas.

-Sorprende que usted aún no haya mencionado al Gobierno valenciano y a su presidente Carlos Mazón.

-Es que preocuparse por lo que tiene que hacer el de al lado... Mi preocupación es que la responsabilidad que yo tengo se cumpla escrupulosamente. Yo creo que si cada uno nos ocupamos de nuestra obligación, de buscar nuevas fórmulas para que llegue todo antes y menos de mirar de reojo seríamos mucho más útiles. La Generalitat sabe cuál era su responsabilidad, ellos sabrán qué hicieron o lo que dejaron de hacer y ya lo explicarán. La gente no se merece que cuando llega el peor momento a nivel de catástrofe natural que ha habido en la historia reciente en nuestro país y de los mayores del mundo estemos enfrascados en el 'y tú más'. Cuando hay desapego desde la ciudadanía con la política es por eso.

-Después de mes y medio, ¿cuál es la fotografía actual?

-La emergencia ha ido pasando por distintas fases y ahora hay varias cuestiones encima de la mesa. Por una parte, hay que acabar de extraer los lodos de los garajes y de los sótanos, solucionar el tema de los ascensores, acabar de sacar de las ciudades los casi 130.000 vehículos siniestrados, hay que ir recuperando los espacios públicos y trabajar de manera muy intensa para que llegue la ayuda del Gobierno de España, esos más de 16.600 millones de euros. Queda mucho por hacer, pero ya empiezas a ver que la situación va mejor.

-La Navidad no va a ser fácil.

-Por parte del Gobierno de España vamos a estar todos los días sea Nochebuena, Año Nuevo o Reyes. Tenemos que seguir acometiendo todas esas tareas de emergencia, pero a la vez, y en la medida de nuestras posibilidades, vamos a tratar, mediante una operación especial, que siga habiendo destellos de Navidad, sobre todo entre los niños y las personas mayores.

-Despedirá el año en Valencia.

-Sí, aunque intentaré pasar la Nochebuena en Soria, con mi familia.