El viaje de Delibes a una época «vital» para la apertura del pensamiento
Con motivo del 25 aniversario de la publicación de 'El hereje', más de cien piezas procedentes de cerca de 40 instituciones recrearán en una muestra el contexto histórico de la novela y las dificultades del autor vallisoletano al abordarla
«¡Que paren la tierra, quiero apearme!»: Miguel Delibes a viva voz
Delibes, en su casa de Valladolid, junto a un ejemplar de la novela 'El hereje'
Tal día como el pasado viernes, hace 25 años, se colocaba en los escaparates de las librerías españolas 'El hereje', un relato ambientado en el Valladolid renacentista que, además de ser la última novela que escribiría Miguel Delibes, la única de género ... histórico, fue concebida por el insigne Premio Cervantes como un homenaje a su ciudad. En estas últimas dos décadas, se han hecho varias interpretaciones de la novela, «pero quizá la que más destaca es su defensa de la libertad de conciencia y cómo es posible que un ser humano llegue hasta la muerte por tener interés en conocer cosas y leer libros que estaban prohibidos». Así lo cree Mario Crespo, responsable de la edición crítica en Cátedra y también comisario de la exposición que la Fundación Miguel Delibes y la Fundación de Castilla y León preparan para celebrar la efeméride de la publicación.
Ese reclamo de la tolerancia y libertad de conciencia es precisamente el hilo conductor de 'El fuego de la conciencia. 25 años de El hereje de Delibes', que abrirá sus puertas en el vestíbulo de las Cortes de Castilla y León el 17 de octubre -fecha en la que el insigne escritor habría cumplido 103 años- y que se prolongará hasta el 17 de febrero.
La última obra que el vallisoletano alumbró en vida, también la más extensa y ambiciosa -según él mismo reconoció- es, a juicio de Crespo, «un canto al conocimiento de los libros, a la expansión de las ideas y de la lectura». «Es su gran enseñanza», pero también la que dejó «la época en la que está ambientada», la del Valladolid de Carlos V, inmersa en ese cambio del Medievo al Renacimiento, «vital» para la configuración del ser humano moderno.
En esos conceptos de periodo de transición y de «expansión de ciertas ideas» incide el propio título de la muestra, con el fuego aludiendo, «evidentemente, a la Inquisición», pero también como elemento «purificador» y «mecha para otras cosas». Con él se quiere remarcar «cómo la asunción de ciertas ideas es capaz de 'quemar' la conciencia hacer reaccionar».
En pocas semanas, el vestíbulo de las Cortes de Castilla y León cambiará completamente para acoger la muestra, cuya envergadura comparan desde la Fundación Miguel Delibes a la exposición 'El Tiempo de la Libertad', que acogió este mismo espacio con motivo del 500 aniversario de la revuelta comunera.
En esta ocasión, serán más de un centenar de piezas las que se podrán contemplar en todo el recorrido, procedentes de cerca de cuarenta instituciones, entre las que destacan el Museo del Prado, el Arqueológico Nacional, el Lázaro Galdiano, la Biblioteca Histórica de Santa Cruz, la Biblioteca de la Universidad de Salamanca, la del Real Monasterio del Escorial y también la Nacional, así como el Archivo estatal y la Real Chancillería, entre otros muchos.
«Trascendencia»
Documentos, libros, mapas, pinturas, esculturas, tapices, objetos de la vida cotidiana, obras artísticas diversas y también de las artes decorativas ponen en contexto la época que le tocó vivir y afrontar hasta su muerte al protagonista de la obra, Cipriano Salcedo, que falto de amor paternal en su infancia creció mostrando un interés por la religión protestante.
La muestra se acerca, además. a las fuentes de información de las que 'bebió' Delibes, así como a las principales interpretaciones de la novela. Todo con el objetivo de poner en valor la «trascendencia» del libro y acercarlo no sólo a los más entendidos, sino también a un «público general».
El viaje que se propondrá tendrá cinco paradas, correspondientes a los grandes ámbitos en los que se estructurará. Responden a los interrogantes: ¿Quién escribe?; ¿Qué escribe? ; ¿A dónde vamos?; ¿Como somos?, y ¿Qué pensamos? ¿En qué creemos?.Poner en pie a Cipriano Salcedo costó al vallisoletano tres intensos años.
En la trama, los personajes históricos conviven de manera natural con los inventados. Historiadores como Teófanes Egido, Federico Wattenberg, Anastasio Rojo Vega y Marcelino Menéndez Pelayo ayudaron al autor, con sus obras, a reconstruir el siglo XVI. Especial protagonismo tiene el último mencionado, del que la muestra hará una «especial reivindicación» con obras traídas desde la biblioteca que lleva su nombre en Santander, como la Biblia del Oso, una traducción de la biblia al castellano realizada por Casiodoro de Reina, un religioso convertido al protestantismo, y publicada en 1569. «Delibes se enamoró del estilo literario de Menéndez Pelayo y copió alguna de sus frases en la novela», recuerda el comisario.
El manuscrito
La segunda parada se detendrá en la propia novela para aproximarse a la cronología que narra, sus personajes, lo que piensan y qué les sucede. Se resumirán también las principales interpretaciones que ha tenido la obra y otros aspectos relacionados, como ediciones y traducciones. Así, se podrá ver el manuscrito de la novela, «algunos mecanografiados, el guion de José Luis Cuerda y las cartas que se cruzó con el productor José Sámano para una adaptación teatral que no salió».
La obra 'Niño dormido sobre calavera', del siglo XVI, de autor anónimo y en propiedad del Museo Nacional de Escultura, marcará el paso del segundo al tercer 'capítulo', a partir del cual se ahonda más en la época. La pieza no ha sido elegida al azar, subraya Crespo, recordando que la muerte acompañó a Cipriano Salcedo desde su infancia hasta que fue condenado a la hoguera. En esta parada se ahonda en la idea de que el XVI fue «un siglo de movimiento»: «Los personajes viajan a Alemania, las ideas vienen de Italia... Es un periodo en el que el movimiento físico lleva al espiritual».
Cómo era la vida en la citada centuria centrará la siguiente parada. «Se hablará de la sociedad de la época, de instituciones como la Real Chancillería de Valladolid, aspectos económicos o los avances en la medicina. Albergará piezas «impactantes» como el del Tesoro de Gazteluberri, un conjunto de 52 monedas del siglo XVI guardadas en un cencerro que fue encontrado en 1960 en la frontera con Francia. Llegará a Valladolid procedente del Museo Arqueológico Nacional.
En las Cortes se podrán también ver los libros de la biblioteca de Barcarrota, textos hebraicos y humanistas erasmistas hallados en 1992 emparedados en el interior de una alacena. Formarán parte del último capítulo de la exposición, que de alguna manera homenajea a 'El viaje de los libros prohibidos', otra muestra realizada por la Fundación.
Aunque la «parte bibliográfica» tendrá un importante peso, la exhibición será «bastante variada», opina el comisario. Cita otras otras piezas que se podrán ver, como una talla de la Virgen con el Niño, de Alonso Berruguete, que se conserva en Paredes de Nava (Palencia); la tabla de la Virgen de la Mosca de la Colegiata de Toro o «un retrato muy poco conocido» de Felipe II del Museo Lázaro Galdiano. No duda de que el planteamiento de la exposición y el catálogo serán «novedosos»: «Queremos que quienes vayan a verla se dejen llevar y sorprender por el viaje que proponemos».