Un verano sin barreras
El XXVI campamento de Aspaym en el Bosque de los Sueños de Cubillos del Sil (León) vuelve a reunir a niños con discapacidad y sin ella para compartir gymkanas, talleres y veladas hasta el próximo 11 de agosto
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Iniciar sesiónEn Cubillos del Sil (León), no lejos de un embalse y entre encinas y montes, existe un lugar llamado El Bosque de los Sueños. Cada verano desde hace 26 ediciones, la Federación Nacional de Aspaym– Asociación de personas con lesión medular y otras discapacidades ... físicas– celebra en este complejo un campamento muy especial y plenamente adaptado en el que niños de 6 a 17 años, tengan discapacidad o no, comparten piscina, gymkanas o talleres en función de su edad y sin preocuparse por obstáculos o formatos que les impidan participar, una inquietud frecuente para las familias y para los propios menores.
Este año, la experiencia durará hasta el 11 de agosto. «Aquí ven un mundo de gente que les acepta a todos tal y como son», resume uno de los dos coordinadores, Carlos Peñalba. Es decir, «si la lían se les echa la bronca y si se caen de forma graciosa, te ríes con ellos». Para él, uno de los puntos fuertes de la iniciativa es ese, el de conseguir que tanto monitores como participantes asimilen las diferencias con naturalidad. «Dejas de ver sillas, dejas de ver discapacidades, y ves a los niños», explica. Así, el responsable considera que estos doce días se convierten en una «vía de escape» estival para pequeños y adolescentes porque en nuestra sociedad aún «falta bastante educación respecto a este tema» y la discapacidad sigue «estigmatizada». «No es que no sea normal ver a un chaval en silla de ruedas y que de pena, pero a la hora de tratar con ellos, lo que no siempre se entiende es que no quieren que se les vea como 'pobrecillos'», indica. «Al ver que se les mira como a los demás, se sienten como los demás», redondea.
Lucía Lutfiev es una de las que espera el campamento con ganas. «Me encanta», reconoce de entrada la burgalesa, que encara los primeros días con la expectativa de hacer nuevos amigos o la de volverse a montar en los 'karts' adaptados, una actividad que ya ha probado antes. Esta vez quiere intentar subirse a uno sola y deja claro que la temática de este año –los videojuegos clásicos– le llama y mucho. A sus quince años, repite experiencia por sexto verano consecutivo y es una de los 60 participantes que se quedan a dormir en las cabañas. Otros sesenta se unen a las actividades diurnas, con el apoyo y la vigilancia de 30 monitores voluntarios.
Lucía, que tiene una discapacidad motora, no se siente limitada en su vida diaria, y aquí encuentra el complemento perfecto para sus agostos. «Mi instituto está superadaptado y en casa mi madre me ayuda en todo lo que necesito; este es simplemente mi campamento, el de toda la vida», afirma. Cuando se marche, se llevará con ella «diversión, amistades y los cotilleos del buzón», ríe, esa caja en la que todos los que quieren van echando notas, que leen luego en voz alta a la hora de la cena.
Contacto humano
Daniel González, de 13 años, destaca especialmente las veladas y los retos nocturnos. Le ha conquistado el lugar y las cabañas, «muy guays y muy amplias». De Madrid, ha venido por primera vez con su hermano, dos años mayor. «Él va en silla y juega al hockey con gente que conocía el campamento y nos lo recomendó», cuenta, al teléfono. No es fácil dar con iniciativas adaptadas para que los dos hermanos puedan compartir tiempo sin que el pequeño tenga un ojo puesto en lo que el mayor necesite, así que Daniel indica que hicieron una excursión a Cubillos el pasado octubre para ver el lugar. Lo pensaron y al final, fue él el que convenció a su hermano. Ahora, además de tranquilo, se muestra sobre todo feliz con la gente que ha conocido.
Y es que, sin discapacidad o con ella, los niños que participan en el campamento de Aspaym encuentran un fomento constante del contacto humano «La gente es el pilar fundamental», recalca Carlos Peñalba. Por eso, deja buen sabor de boca y muchos repiten hasta que cumplen la mayoría de edad, a partir de la que tienen que solicitar plaza para otras iniciativas, como los encuentros europeos de 'Incluniverse', organizados también en este pueblo berciano por Aspaym Castilla y León.
Pero de momento, están a lo que están: vivir su infancia y adolescencia. «Esto les da muchas esperanzas de cara al futuro. A muchos de ellos les cuesta hacer amigos, y aquí los hacen con tanta facilidad que creo que les da fuerza para el resto del año y muchas ganas de volver», reflexiona el coordinador, que se reconoce él mismo fascinado con el formato. «El que lo vive sabe lo mágico que es», sonríe.
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