Valladolid se adentra en el «alma eterna» de Balenciaga

Hijo de un marino y de una costurera, Balenciaga tuvo su primer contacto con la moda en el taller de Guetaria de su madre, donde tuvo la oportunidad de aprender lo que es el diseño «desde el comienzo». «Era el único que sabía desde elegir la tela hasta transformarla en una pieza», recuerda el comisario de la muestra, Pedro Usabiaga, que ha recordado que este talento le fue reconocido hasta por la propia Coco Chanel, para quien el creador español era «un verdadero coutier», mientras «los demás somos diseñadores de moda». También Christian Dior lo bautizó como «el maestro de todos nosotros».

De carácter retrospectivo, la exposición, que llega a la sala municipal de Las Francesas tras pasar por el municipio alicantino de Jávea, donde el artista falleció en 1972, tiene como punto de partida su año de nacimiento y va recorriendo las distintas etapas del maestro. Así, entre las primeras 'paradas' se encuentra la que hace referencia a los años 20 y 30, con las piezas que creo junto a las modistas y sombrereras de San Sebastián de la época. Las casas de moda que fundó en San Sebastián, Barcelona y Madrid antes de instalarse en París, bautizadas como EISA en homenaje al apellido de soltera de su madre -Eisaguirre- y con las que vistió a la aristocracia y a prestigiosas actrices internacionales del momento como Ava Gardner, Grace Kelly o Elizabeth Tayler, protagonizan los siguientes espacios.

«Se ha querido dar mucha importancia a la sastrería, de la que se ha hecho una selección muy bonita mezclándola con abrigos», ha detallado el comisario, para quien si algo definió el trabajo del diseñador fue la «elegancia y sencillez». También su «intemporalidad», como muestra cualquiera de los diseños que se pueden ver en Las Francesas, entre ellos un vestido negro que realizó para la «célebre» bailarina, etnógrafa y conferenciante María Elena Iribarren, una mujer de la alta sociedad vasca que tuvo mucha relación con Valladolid, a donde acudía asiduidad a dar conferencias, ha detallado Enrique Lafuente, adjunto al comisario, para quien el «nihilismo y sencillez» de este diseño podría trasladarnos a cualquiera de los vestidos actuales.

Es el 'guiño' con el que los comisarios han querido adaptar a la capital vallisoletana esta exhibición, cuyas piezas pertenecen la mayoría a coleccionistas privados, lo que hace que muchas de ellas se vean por primera vez.

En su paso por la capital vallisoletana, la muestra presta especial atención a los sombresos y tocados con una treintena de creaciones que ponen de manifiesto la importancia que concedió el modisto a este complemento: «En la Casa Balenciaga se hacía un vestido pensando en el sombrero», ha recordado el comisario.

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Pero si hay un diseño que llama la atención es el impresionante vestido nupcial con hasta 40 metros de tul que preside la exhibición, custodiado por varios diseños de noche.

En la recta final de su recorrido,la exhibición hace una especial mención a los discípulos y colaboradores que tuvo el artista, como la modista Felisa Irigoyen. También a su «influjo» en otras casas de moda.

«Si algo definió a Balenciaga, era su particular modo de entender la vida y la moda, desde la sobriedad, la sencillez y la modestia, rompiendo los rígidos cánones estéticos que impedían que cualquier mujer que no se ajustara a ellos pudiera ser protagonista de su vestir», ha subrayado la concejala, quien ha invitado a vallisoletanos y visitantes a recorrer «el alma eterna» del artista vasco con esta exposición, que estará abierta hasta el próximo 13 de octubre.