La ULE transforma la enseñanza de Geografía con la creación de un mapa 3D manipulable en tiempo real

Este dispositivo, conocido como Augmented Reality Sandbox, combina arena, sensores de profundidad y un proyector para crear un modelo digital del terreno que se actualiza en función de las modificaciones físicas del relieve. El resultado es un mapa con curvas de nivel y tintas hipsométricas que reacciona al movimiento de la arena y permite incluso simular fenómenos como la lluvia o el comportamiento de fluidos.

La vicerrectora de Inclusión, Igualdad y Proyección Social, Raquel Domínguez, ha explicado que se trata de «un recurso con una clara finalidad didáctica y de proyección social, útil tanto para el aprendizaje universitario como para acercar los conceptos más abstractos de la geografía a estudiantes de colegios e institutos».

Así, permite a lo jóvenes «ver, tocar, experimentar, manipular y comprender conceptos geográficos que normalmente resultan muy abstractos», así como «interactuar directamente con el terreno, simular fenómenos como lluvias o inundaciones o entender cómo se construyen los mapas topográficos», todo ello, «desde una experiencia activa y visual». Además, «conecta las tecnologías digitales con materiales manipulativos y promueve un aprendizaje más significativo».

Por este motivo, la ULE llevará esta nueva herramienta a colegios e institutos de la provincia para que el alumnado «no solo vea la geografía, sino que la vivan, la moldeen y la comprendan de manera intuitiva».

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Por su parte, el coordinador del Grado en Geografía y Ordenación del Territorio, José Cortizo Álvarez, ha detallado que la herramienta tiene «un gran potencial» como simulador aplicado en la prevención de catástrofes y en la planificación territorial, ya que «permite simular cómo se comportaría el agua en una zona inundable, dónde sería seguro construir y dónde no». En este sentido, Cortizo ha añadido que el sistema facilita la comprensión de dinámicas naturales como avenidas de agua, crecidas o desbordamientos, permitiendo analizar no solo situaciones pasadas, sino también proyectar hipótesis futuras.

Además de agua, la tecnología puede simular otros fluidos, como coladas de lava o petróleo, aplicando el conocimiento geográfico a la toma de decisiones en el territorio, especialmente en campos como la planificación urbana, la gestión de riesgos o la sostenibilidad del entorno.