El TSJ ratifica un año de cárcel al portero de una discoteca que agredió sexualmente a una clienta en Valladolid

Los hechos se remontan a la madrugada del 20 de noviembre del 2021, cuando la víctima salió de un bar de copas y uno de los porteros se ofreció a acompañarla a su casa. Cuando llegaron al portal, él entró y se sentó en el primer descansillo de las escaleras. Ella lo hizo también y le dijo que se fuera a casa, que ambos tenían que trabajar al día siguiente, pero cuando se inclinó para coger el bolso, el acusado la «agarró por el cuello desde detrás, rodeando con su brazo derecho y clavando los dedos en el lado izquierdo del cuello tirando de ella hacia él», según recoge la sentencia de la Audiencia de Valladolid que ratifica en TSJ.

La víctima trató de zafarse y le pidió que le soltara, pero él apretó más contra sí y la tapó la boca diciendo «cállate o si no aprieto más fuerte», «si quieres que te suelte, tranquilízate» o «si no me das lo que quiero te voy a volver a hacer lo mismo«, iniciando entonces tocamientos sobre los pechos de la denunciante y su zona genital «para luego meter su mano por dentro de la ropa, tanto de la camiseta como de los pantalones, no llegando a tocar por dentro de la ropa la zona genital» al lograr escapar y meterse en el ascensor.

El TSJ rechaza el recurso presentado por la defensa del condenado, con antecedentes penales vigentes por hurto, quebrantamiento de medida de violencia de género y amenazas de género, no computables a efectos de reincidencia, que argumentó que «la víctima le dio a entender con su conducta que quería relaciones sexuales y en todo caso no se opuso a ellas de forma suficiente, gritando o defendiéndose con ahínco, e indujo a error al acusado al respecto».

«Repasada detenidamente la sentencia, al igual que se ha hecho con el acto del juicio, se concluye fácilmente que estas afirmaciones no se ajustan a la realidad», responde el fallo al respecto, defendiendo que «en el mejor de los casos no están probadas, y en cualquier caso son del todo punto intrascendentes e inocuas en relación con los hechos que sí que han quedado probados y que integran el delito de agresión sexual, que implican la utilización de fuerza física o intimidación para conseguir realizar actos de naturaleza sexual. Lo que pretende el recurrente es imponer su propia versión de los hechos, incluso crear una versión, y lo hace tratando de desacreditar» a la víctima cuyo relato «reúne todos los criterios de credibilidad» y se reforzaría, añade con la declaración de testigos a los que narró lo ocurrido y los informes médicos practicados.

Así, mantiene el TSJ de Castilla y León la condena impuesta inicialmente de un año de cárcel por un delito de agresión sexual y a una multa de 150 euros por otro de lesiones.