El tenaz experto en Inteligencia Artificial que liderará la USAL

Una vez conocida la decisión del que será su antecesor, el catedrático salmantino de 53 años se postuló de inmediato para un cargo por el que había pugnado ya en 2017 con el propio Rivero. Un ajustado resultado del 51 por ciento de los votos dio la victoria a este último, pero Corchado no ha tirado la toalla y es ahora cuando llegará al órgano de mando de la USAL. Quien le conoce asegura que es tenaz, que tiene claros sus objetivos y sabe dónde va. Y en esa misma línea ya ha presentado su hoja de ruta para sus próximos seis años al frente de las institución. Un periodo que se alarga dos años más que hasta ahora por los cambios introducidos en la nueva ley de universidades.

Fue director de la Escuela de Doctorado y del Parque Científico y una de sus principales bazas es la de la modernización del estudio salmantino y hacer de él una institución académica del «siglo XXI», ha asegurado recientemente. La tradición es algo que ya tiene, y de sobra, la Universidad de Salamanca, considera, así que lo que conviene ahora es prepararla para el futuro. Entre sus metas está eliminar la burocracia, implantar una digitalización que haga más rápidos los procesos y atraer más financiación, tanto patria como internacional, para aumentar la plantilla y potenciar la investigación. Un área que conoce bien. Es director de un grupo centrado en bioinformática, sistemas inteligentes y tecnología educativa; patrono del AIR Institute, una fundación centrada en la tecnología de la inteligencia artificial, y director del denominado IOT Digital Innovation Hub. Inquieto y trabajador «incansable», señalan en su círculo, dedica gran parte de su tiempo al entorno laboral, aunque no descuida el familiar –tiene tres hijos–. Y es que, según apuntan, en su cabeza cuenta con todos los detalles del día a día de sus proyectos, aunque también «sabe delegar».

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A partir de ahora será líder también de otro equipo, el gobierno de la Universidad de Salamanca. Esta misma semana ha hecho ya públicos los nombres de quienes le acompañarán en esta nueva andadura. Entre ellos, tres miembros que pertenecían al anterior mandato de Ricardo Rivero, con el que sí mantiene buena relación pese a haber sido rivales en las urnas en el pasado. Se trata, dijo el día de su presentación, de una candidatura «integradora», de consenso, consistente y «optimista»con la que confía en poner en marcha proyectos como una Oficina de Transferencia de Conocimiento o un Centro de Idiomas en una universidad que no dejará de lado en la nueva etapa la enseñanza del español, como una de sus potencias clave.

Se afanará también en la internacionalización de los grados y en seguir manteniendo el tirón de la institución en el exterior. No en vano es una de las universidades más demandadas por los estudiantes, entre ellos los que participan en el programa Erasmus. Plantea también una vuelta de tuerca para las instalaciones alguien que pasó hace tiempo por sus aulas. La informática no fue una vocación a la hora de escoger una carrera y un futuro, pero acabó convirtiéndose en su pasión. Los consejos de algunos profesores y una vía docente e investigadora que fue calando poco a poco en él le llevaron al extranjero, al doctorado y más tarde a convertirse en profesor y catedrático. Ahora, al timón de la Universidad de Salamanca, aspira implantar la filosofía que ha desarrollado en todos sus proyectos.

En este camino al Rectorado también ha tenido que enfrentarse a polémicas o críticas, como las que le acusaban de engordar su currículum. Destacan su trato afable en las distancias cortas, pero también hay quien le define como excesivamente ambicioso. No en el aspecto económico, aclaran, sino más bien de acumulación de poder. Es precisamente su actividad al margen más puramente académico lo que despierta recelos en una parte del profesorado, al que los últimos movimientos desarrollados en la cúpula del mando de la institución han pillado por sorpresa. Quizá por lo inesperado y por la premura del proceso, tan solo Corchado ha presentado su candidatura, explican. Además, antes de la dimisión de Rivero, ya cosechó importantes apoyos en las recientes elecciones para designar las comisiones y los miembros del claustro, donde los partidarios del catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial los que tuvieron mayor respaldo.