Sánchez Dragó, agradecido: «Llevo a Soria muy dentro de mí»

El jurado se ha decantado por él por unanimidad y en virtud de «la amplitud y la solidez de su obra, torrencial, apasionada e inquieta, y siempre entreverada de elementos autobiográficos y visionarios, a la vez que fiel memoria de toda una generación y una época». También ha tenido en cuenta «su dilatada trayectoria divulgativa de la lengua y la literatura españolas, en especial en prensa, radio y televisión, donde ha dejado una huella imborrable», así como «su vocación de rescate de los marginados, de los heterodoxos y de los malditos de nuestra cultura», según ha indicado la Consejería de Cultura. Por último, ha valorado «el vínculo especial» que guarda el autor con la provincia de Soria, «siguiendo la tradición literaria de escritores tan ilustres como Antonio Machado o Julián Marías», añadió el jurado.

Sánchez Dragó no ha dejado de mostrarse orgulloso de esa polifacética conexión con la Comunidad y ha dado las gracias asimismo por las palabras escogidas para describir su obra. «Soy inquieto como un rabo de lagartija», ha apuntado, para valorar como acertado el adjetivo de «torrencial» sobre todo para la primera mitad de su obra, en la que estuvo «obsesionado» por mantener un florido castellano, llevándolo hasta el uso de arcaísmos.

«Halagado» por unirse a la gruesa nómina de premios Castilla y León de las Letras, ha reconocido haber albergado esperanzas durante años por el peso de la región en sus líneas. «Lo han recibido muchos amigos, así que lo recibo casi en familia», celebró, en referencia a nombres como Julián Marías, premiado en 1987; Claudio Rodríguez (1986); Gonzalo Torrente Ballester (1995); o Antonio Colinas y Andrés Trapiello, que recibieron su galardón en 1998 y 2010, respectivamente. La veda se abrió con Miguel Delibes en 1984 y recientemente ha recaído sobre Gonzalo Calcedo Juanes (2020) y Juan Manuel de Prada (2021).

El autor, incansable viajero, ha indicado que soñó establecerse en campos sorianos desde su infancia, cuando se trasladó a Japón, y que ahora pasa en Castilfrío de la Sierra todo el tiempo que puede, aunque no tanto como le gustaría, pues se reparte con Madrid y sigue escribiendo «diez horas al día». No obstante, la Comunidad entera es merecedora de un «pedazo muy grande» de su corazón y a menudo le regaló paisajes que se convirtieron en «motivos» para su obra. «La franja geográfica que más me gusta de España, tanto por su paisaje como por sus leyendas, cultura y costumbres, es la que arranca en tierras de Soria y llega hasta Galicia, así que también a León le tengo mucho cariño», ha contado, para confesarse un devoto de los zamoranos vinos de Toro.

El jurado, nombrado por el consejero de Cultura entre personas de reconocido prestigio en el ámbito de la lengua y de la literatura, estuvo integrado por el escritor Juan Manuel de Prada; el director de cine José Luis Garci; Francisco Javier Pérez, secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE); Marta Herrero, catedrática de Paleografía y Diplomática de la UVa; la académica María Jesús Jabato y Jesús Ignacio Sanz en calidad de secretario.