La responsabilidad de la derecha en Castilla y León
Castilla y León no puede permitirse cuatro años de parálisis por cuestiones ideológicas menores, o por el temor a perder votos en el próximo ciclo electoral
No sé, no me acuerdo
¿Se puede mentir en política para mantener el cargo?
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Iniciar sesiónCastilla y León vive un momento político decisivo. La fragmentación del espacio de la derecha, representado por el Partido Popular y Vox, ha obligado a ambos a convivir en gobiernos de coalición que, lejos de consolidarse como una alternativa sólida, han mostrado en ocasiones más ... desencuentros que cooperación. Sin embargo, la comunidad necesita algo más que un reparto de consejerías: necesita un proyecto político coherente, sostenido en el tiempo y capaz de afrontar los problemas estructurales que la lastran desde hace décadas.
La solución a los graves problemas como despoblación, el envejecimiento, la falta de oportunidades laborales y la desconexión territorial no admiten más demoras ni estrategias partidistas. Se ha demostrado que ningún partido político, por sí solo, puede revertir esta tendencia. Por eso, PP y Vox tienen la obligación moral, social y política de entender que su responsabilidad va más allá de sus intereses electorales. Si gobiernan juntos, deben hacerlo desde el compromiso con el bien común, no desde la disputa interna ni la desconfianza recíproca.
El Partido Popular, con su experiencia de gestión, debe asumir que gobernar en coalición exige hacer un esfuerzo por establecer un diálogo real con el socio de gobierno. Su reto es abrir espacios de entendimiento, reconocer la pluralidad dentro de su propio bloque y ofrecer estabilidad. Vox, por su parte, debe entender que la política no consiste en mantener una confrontación permanente, sino en transformar la realidad desde la responsabilidad institucional. Gobernar implica negociar, ceder y construir consensos, especialmente en una comunidad donde el mundo rural, las pymes y los servicios públicos demandan respuestas concretas, no gestos simbólicos.
Ambas formaciones comparten buena parte del electorado, de los valores y de la visión general sobre el papel del Estado y la libertad económica. Precisamente por eso, su incapacidad para cooperar de manera eficaz resulta incomprensible para muchos ciudadanos. Castilla y León no puede permitirse cuatro años de parálisis por cuestiones ideológicas menores, o por el temor a perder votos en el próximo ciclo electoral.
La política es, ante todo, el arte de servir. Si PP y Vox quieren demostrar que la derecha puede gobernar de forma eficaz, deben ofrecer una legislatura estable, con objetivos comunes, un plan claro de impulso económico, políticas activas contra la despoblación y una apuesta decidida por la innovación y el arraigo juvenil. La ciudadanía no les pide unanimidad, sino madurez. En sus manos está demostrar que son capaces de anteponer el futuro de Castilla y León a la tentación del cálculo partidista.
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