un tiempo propio
Infraestructuras anticuadas e insuficientes
Tenemos unas infraestructuras estropeadas, decrépitas y caducas porque no han recibido la inversión que exigían
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Durante años se realizó un importante esfuerzo económico para dotar a España de infraestructuras viarias y de comunicación modernas. Se renovaron carreteras, se acometieron las obras autovías y autopistas de alta capacidad y seguras, se dotó a gran parte del territorio de una red de ... alta velocidad que es la envidia de nuestros vecinos, se renovaron las instalaciones de puertos y aeropuertos. El resultado final fue conseguir comunicar las poblaciones más importantes y, también, las más pequeñas con carreteras seguras y nuevas. Esta mejora, fundamental para el progreso de una nación y para atraer importantes inversiones, se realizó con recursos propios, y con el uso inteligente de los fondos llegados de la Unión Europea.
Construimos mucho y bien. La calidad de las empresas constructoras españolas es muy alta como lo demuestran la internacionalización de muchas de ellas que consiguen importantes contratos fuera de España. La perfecta conjunción de proyectos adecuados y necesarios, financiación suficiente y calidad de la construcción arrojó el resultado esperado: una red de comunicación terrestre, aérea y portuaria ejemplar y moderna.
Sin embargo, no hemos sido capaces de desarrollar algo tan necesario como construir: conservar y reparar. La red de alta velocidad ferroviaria, modélica durante lustros, está generando importantes retrasos, suspensiones y quebraderos de cabeza a los usuarios. El otrora muy fiable medio de transporte, recuerdo que te abonaban el importe íntegro del billete si el tren se retrasaba cinco minutos, hoy día es poco menos que una ruleta rusa. Para el viajero lo único seguro es la hora de su llegada a la estación para tomar el tren. Todo lo demás es un misterio dentro de un enigma. Las carreteras están muy deterioradas. En algunos puntos las autoridades han decidido poner carteles que anuncian el mal estado de la vía durante muchos kilómetros. La conservación de estas carreteras ya no solucionará el problema y, en muchas ocasiones, lo que hay que hacer el volver a construir que, como todos sabemos, es más caro y lento que reparar y conservar. Los aeropuertos más importantes están colapsados por la cantidad de viajeros y vuelos que operan todos los días. Las modernas instalaciones de hace unos años se han quedado anticuadas y son insuficientes para atender la demanda diaria de usuarios.
En definitiva, tenemos unas infraestructuras estropeadas, decrépitas y caducas porque no han recibido la inversión que exigían; unas infraestructuras deficientes en su funcionamiento y en su estado de conservación; unas infraestructuras peligrosas para los ciudadanos porque están deterioradas y no prestan el servicio que se espera de ellas. Un país moderno necesita carreteras, puertos y aeropuertos modernos, funcionales y fiables. Quizás ministro Puente podría aplicarse a mejorar todo esto en lugar de ocupar su tiempo en otros asuntos.