La ignorancia es malintencionada

La Universidad ha sabido adaptarse a los tiempos y a los cambios. Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación están ampliando el número de beneficiarios del saber atesorado en las universidades. Vivimos tiempos de cambios, en los que la Universidad se erige como el ámbito de la reflexión y de una innovación permanente. Es el lugar dónde se realizan los avances científicos y donde se forman las generaciones futuras. Un espacio concebido para fomentar el saber y ampliar el horizonte vital de los seres humanos.

Una seña de identidad de la Universidad es su respeto al pluralismo. La diversidad del alumnado y del profesorado, la competitividad que se impone día a día los grupos de investigación y el progreso social y científico, impiden que una universidad sea dominada por una sola ideología, a no ser en países totalitarios, y este no es el caso. Aunque algunos políticos quieran imponer la uniformidad ideológica.

La Universidad a lo largo de los siglos ha incrementado su autoridad en todas las ramas del saber humano. Una autoridad que es reconocida y que atrae a los estudiantes de todo el mundo, como es el caso de la criticada Universidad de Salamanca. En las aulas se forman las generaciones que se preparan para mejorar la sociedad en el futuro. Y este es un compromiso moral que la Universidad ha adquirido desde sus inicios y que no hay hecho más que incrementar en su proceso de adaptación a las nuevas circunstancias.

La Universidad es garante de la libertad de expresión. En ella confluyen y tienen cabida todas las opiniones, siempre que se respete al otro y no se trate de limitar la libertad para opinar sobre los diferentes temas pasados, actuales o futuros. Sin la discrepancia que abre el camino al acuerdo, sin el disenso que es la antesala del consenso, no habría progreso intelectual y científico. La diversidad ha permitido innovar, cambiar y mejorar las vidas de todos, evitando caer, como decía Einstein, en la «locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados». La Universidad se ha adentrado muchas veces, contra la opinión de políticos ignorantes, por los procelosos caminos de la innovación, alcanzando resultados que han redundado en beneficio de la Humanidad.

La Universidad es una comunidad pluralista en la que conviven diferentes religiones, razas, opiniones e historias personales y nacionales. No es una formación política que busca hacerse con el poder, ni tampoco una ONG. Es un lugar donde la serena reflexión y el debate respetuoso se orientan hacia la investigación y la formación de las generaciones futuras. Por eso la autoridad moral de la Universidad se ha fundamentado, se fundamenta y se fundamentará en su grado de compromiso y devoción con la verdad, no en su capacidad para respaldar y plegarse a posiciones políticas o moralistas.