un tiempo propio
Un día histórico
Todos los que le conocen destacan que siempre escucha con atención lo que se le dice y responde con precisión y claridad a las cuestiones que se le plantean
Una semana alucinante
A veces tenemos buenas noticias

La semana pasada el 8 de mayo pocos minutos después de que el reloj marcara las 18 horas, en una chimenea que atraía las miradas millones de personas en todo el mundo, comenzó a salir un humo blanco. Era la fumata blanca que anunciaba que ... la Iglesia Católica tenía un nuevo Papa. Los cardenales electores se habían puesto de acuerdo para elegir al sucesor de San Pedro y éste había aceptado su elección. Eso es todo lo que se sabía a esas horas. Inmediatamente comenzaron las especulaciones sobre quién podría ser el nuevo Sumo Pontífice. Todos esperábamos ilusionados la salida del nuevo Santo Padre al balcón central de la basílica de San Pedro. Pasaban los minutos. Llegaron las representaciones de las fuerzas armadas, de la guardia suiza, la columnata de Bernini abrazaba a todo el que se acercaba a vivir en directo ese momento. La Via della Conciliazione se fue llenando de fieles y curiosos. Al final había más de cien mil personas esperando ver al nuevo Papa y escuchar sus primeras palabras. Y sobre las 19:15 se desveló el secreto. Los cardenales habían elegido a un norteamericano que había vivido en Perú, agustino, misionero y Prefecto del Dicasterio para los Obispos. Además, había estudiado Matemáticas en la Universidad de Villanova que tiene como lema Veritas, Unitas, Caritas (verdad, unidad y caridad). El nuevo Papa tiene una amplia experiencia pastoral, es misionero y ha ocupado cargos de gobierno en el Vaticano. Un Papa que conoce la realidad de la Iglesia y los problemas que afligen al mundo contemporáneo.
León XIV ha estado varias veces en las casas de la Orden de San Agustín de Castilla y León, aprecia esta tierra. Habla español, además de otras lenguas modernas y el quechua. Sabe adaptarse al entorno. Todos los que le conocen destacan que siempre escucha con atención lo que se le dice y responde con precisión y claridad a las cuestiones que se le plantean. No improvisa sus intervenciones que las lleva escritas para decir justamente lo que quiere transmitir al auditorio. Desde el balcón de la Basílica de San Pedro leyó un texto escrito a mano que con seguridad compuso en la sala de las lágrimas. En esta alocución realizó un llamamiento a la paz, la unidad y la misión. Ideas que volvió a repetir ante el Colegio Cardenalicio al día siguiente. Estas y otras ideas constituirán las líneas maestras de su pontificado, que esperemos sea largo, fecundo y contribuya a solucionar los problemas que vivimos en nuestro tiempo.
Sin duda, como ha demostrado antes de ser Papa, será una voz que defenderá a los más débiles y desfavorecidos, no le temblará el pulso para criticar todas las políticas de los gobiernos que no respeten la dignidad del ser humano. Y buscará la paz y la unidad por encima de las diferencias. En sus primeras frases nos invitó a ahuyentar el miedo, llamó al diálogo y afirmó rotundamente que el mal nunca prevalecerá. ¡Larga vida al nuevo Papa León XIV!
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