artes & letras / libros
'Reversibles', de Victoria Pelayo, y 'Mudar de piel', de Beatriz Sanz Olandía: con efe de ficción
Dos autoras de Castilla y León coinciden en el escaparate de narrativa
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Estamos en temporada de ferias de libros, que no son siempre todo lo literarias que uno quisiera; pero en ese trajín de titiritero, al que Serrat cantó en su día, he coincidido (y voy a volver a reencontrarme) con dos autoras cuyos últimos libros me ... han llamado poderosamente la atención: la consolidada narradora zamorana, aunque afincada a caballo entre Cáceres y Hervás, Victoria Pelayo Rapado, y la debutante periodista vallisoletana Beatriz Sanz Olandía, que arriba al paisaje novelesco con la frescura y el desparpajo de una chavalina que no sabe muy bien dónde se está metiendo.
El de Victoria Pelayo es un caso curioso. Posee una prehistoria que desconozco y de la que no he conseguido rescatar alguna de sus obras. Luego desapareció durante un largo tiempo de la circulación hasta que en 2018 resurgió, cual ave Fénix, de sus cenizas para publicar el recopilatorio de relatos 'Malos días', que se colocó como finalista del premio Setenil de aquel año. En el último lustro, Victoria ha entregado a la imprenta 'Lo justo' -sin duda uno de los libros de relatos más extraordinarios que he leído en muchos años-, 'Orden' y ahora 'Reversibles', de la mano de la firma vallisoletana Castilla Ediciones. Tres libros de relatos editados en sellos menores, pero de una categoría tan significativa que la colocan de manera principal en el escaparate de las mejores narradoras castellanas del panorama actual.
Castilla Ediciones
Reversibles

- Victoria Pelayo Rapado 144 páginas 16 euros
En 'Reversibles' la escritora zamorana reúne, con su prosa precisa, contundente y sin concesiones a coqueteos estéticos innecesarios, ocho relatos más o menos extensos donde, por lo general (aunque no siempre) las historias llegan a su desembocadura por la fuerza de su propio empuje, sin demasiadas sorpresas pirotécnicas, y retrata con una voz a veces cruel y otras embalsamada de piedad o de ternura una nómina de mujeres (sobre todo) y de hombres que viven sus azares, sus miedos, sus incertidumbres y sus realidades con una crudeza y una cercanía que nos toca y nos desazona. Un antiguo boxeador que sobrevive a duras penas durmiendo en la calle, una apuesta improcedente, una decisión que no se toma a su debido tiempo, un fantasma que regresa del pasado, una violación a plena luz del día, relaciones matrimoniales deterioradas por la convivencia o el aumento del nivel del mar le sirven a Victoria Pelayo para poner el dedo en la llaga de la mendicidad, de los suicidios, de las separaciones o los divorcios, de la violencia de género o del cambio climático; pero afrontando siempre estos temas con perspectivas quizás imprevisibles, porque la psicología de los personajes es tan rica y está tan esmerilada de matices que el lector no dejará de hacerse preguntas y de plantearse debates internos, en algunos casos de índole incluso ético.

Por su parte, Beatriz Sanz Olandía, periodista radiofónica que con anterioridad había coqueteado con cierta fortuna en el terreno de la narrativa breve, se lanza de cabeza, con el respaldo de la editorial cántabra Valnera, a la piscina novelística, con ímpetu, sin preocuparse de si está llena de un agua convenientemente clorada. Y no digo esto como crítica o tachándola de irresponsable. Todo lo contrario. Esta reflexión alude a su temperamento, a la fuerza de los argumentos que plasma sin complejos en su ópera prima, al entusiasmo y la valentía con que se desnuda, metafóricamente hablando (o no), cuando pone en liza a Berta, la protagonista de 'Mudar de piel', que no deja de coleccionar amantes y, con cierta asiduidad desengaños. Beatriz esgrime una prosa eficaz, ágil, enérgica y descarada, y a través de la joven y ardiente protagonista, de una vecina mayor, la señora Carmina, y de otro ocupante del mismo inmueble, al que siempre se dirige en una enigmática tercera persona, construye una trama vibrante, a veces cargada de humor y otras de un erotismo donde el sexo alcanza temperaturas que provocarán sudores en el lector.
Para muestra un par de botones. La novela se inicia con la muerte del padre de Berta, que la sorprende mientras ella estaba follando (o haciendo el amor) con uno de sus eventuales compañeros de cama. En ese momento a Sabina el fin del mundo le habría pillado bailando. A ella la pilló en bragas. Por otra parte, doña Carmina, apoyo capital con su visión madura y perspectiva, le confiesa a Berta durante su primer encuentro que cuando ella tuvo su primer orgasmo, su marido estaba jugando la partida en el bar.
Valnera Literaria
Mudar de piel

- Beatriz Sanz Olandía 192 páginas 18 euros
La novela es como una pleamar, la realidad y los recuerdos van y vienen. Berta va cerrando las puertas del ayer, pero al final deja abiertas algunas de cara al porvenir. Demostrando, eso sí, que su autora es una mujer arriesgada y valiente, fiel al tiempo que vive, comprometida con sus ideas y que llama a las cosas por su nombre, sin miedo a las consecuencias.
Nos encontramos, al fin y al cabo, ante dos poderosas y apasionantes voces de mujer -una contrastada y otra que merece la confianza del hallazgo- que, desde prismas muy dispares, reflejan algunas caras de la realidad actual que se escribe con efe de ferias, con efe de femineidad, con efe de fantasía. Con efe de ficción.
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