«En las redes, el acoso no cesa y es mucho más difícil de identificar»

El hecho de que los jóvenes ya sean «nativos digitales» y que en ocasiones es poco el control parental hacen que «sea más difícil de identificar y parar». Las redes sociales son «rápidas, virales y anónimas» y eso juega en contra de las víctimas del acoso, relata Guillén, quien muestra preocupación por el incremento de estos casos ante los pocos recursos para detectarlos.

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Míriam Antolín

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Pero, también, están notando un incremento del ataque presencial. «Están llegando a los niveles prepandemia», detalla Fuente, quien subraya que se trata de casos «más complicados, más sibilinos y más difíciles de subsanar» al producirse muchas veces no solo en el horario escolar, sino también en el entorno digital de forma constante. Algo que confirman también desde la asociación salamantina. «Llegan asuntos cada vez más serios, graves y retorcidos», asegura Guillén, quien recuerda, no obstante, que cada caso es distinto y tiene que ser analizado de forma diferente junto a las familias. Lo que parece claro también es que llegan «niños cada vez con la salud mental más deteriorada». «Nos encontramos con un problema social muy grave y la resistencia de la sociedad a reconocerlo», mantiene la presidenta de la asociación de Salamanca.

Y lo que más preocupa es que muchos casos permanecen en la sombra. «Son los datos oficiales, pero indudablemente no es la realidad», indica. Por ejemplo, dice, en Salamanca la estadística aportada por la Consejería de Educación recoge 5 casos de acoso confirmados. «Tan solo en los dos primeros meses del curso atendimos más de 50», detalla Guillén, que desde Salamanca da apoyo a familias de otros puntos de Castilla y León, e incluso, de otras provincias de España. ¿Por qué hay casos que permanecen ocultos? «Los padres a veces callan por vergüenza o miedo», relata, y otras veces «no se llama a las cosas por su nombre». Según indica, en ocasiones se habla de problemas de convivencia y no de acoso, por lo que no se refleja en las cifras. «Lo primero que tenemos que hacer es llamarlo por su nombre», reivindica sobre una «violencia que no está contemplada en el Código Penal». «Si no se tipifica y todos salen impunes, no vamos a solucionar el problema», asegura. Por eso es importante dar la voz de alarma a la mínima señal, indica Ana Fuente, que insiste en la formación de los docentes, en unos protocolos de actuación de fácil aplicación y con menos burocracia, más coordinación con servicios sociales y sanciones más educativas para los acosadores.