Una iniciativa, de momento piloto, que busca ser una alternativa a la atención en centros residenciales a través de la creación de hogares seguros. Así, las personas pueden seguir residiendo donde quieren y recibir apoyo, servicios y prestaciones. «Se trata de atender a las personas desde sus propias decisiones, pero a través de una planificación que permita a los profesionales adelantarse a los problemas», ha explicado este martes la consejera de Familia, Isabel Blanco, en la presentación de los resultados del programa piloto.
Más de 180 atendidos
El proyecto tenía el objetivo de ayudar a 150 personas con dependencia, discapacidad o enfermedades crónicas y ha logrado atender a 183, de las que casi el 60 por ciento son mujeres.
Las actuaciones se han llevado a cabo en hogares de riesgo alto por la avanzada edad de sus integrantes -el 73 por ciento de los atendidos tienen 80 años o más y la edad media es de 82- y por su elevado grado de dependencia -el 43 por ciento tiene un grado alto o muy alto-.
La consejera ha destacado que en Castilla y León el 99,8 por ciento de las personas dependientes con derecho a prestación, ya la tienen. «En nuestra comunidad no hay lista de espera«, ha insistido Blanco, que ha apostado por promocionar la calidad de vida de las personas mayores y «evitar la soledad no deseada o cronificada».
Esta «novedosa» actuación está financiada por los fondos europeos y bajo la coordinación de la Gerencia de Servicios Sociales de Castilla y León participan también la Universidad de Valladolid, la Diputación Provincial, la Fundación Personas, que ha sido la encargada de proveer los servicios y European Social Network.
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