Los profesores tendrán hasta el segundo trimestre para presentar las programaciones

Por todo ello y por la carga burocrática que esto supone, desde la Consejería de Educación han ampliado el plazo hasta el segundo trimestre para que los docentes puedan ir presentando sus programaciones didácticas. Esto es, el documento que recoge cómo se va a organizar un curso, los criterios de evaluación y los objetivos. Una hoja de ruta que se prepara con antelación y que, normalmente, los centros presentan a la Consejería en el mes de octubre.

A la vista de las circunstancias y tras consultar a colegios e institutos, la Junta decide ahora que los docentes tendrán más tiempo para presentar su plan para los cursos impares, que son en los que entra en vigor este año la nueva normativa. Podrán hacerlo durante todo el segundo trimestre para ayudar a un profesorado que, además, demanda formación. «De nada sirven que haya más tiempo si desconocen cómo hacerlo», indica Mariano González desde Csif que, no obstante, se muestra «satisfecho» con la decisión de la Consejería.

Se trata de la segunda ampliación. Al inicio del curso, la Junta anunció que los profesores podrían presentar la documentación en el primer trimestre, pero con unos docentes que «no saben cómo hacer una programación Lomloe» se requiere más tiempo, subraya.

Todo viene del «retraso» que ha habido, asegura. La Junta de Castilla y León publicó el 30 de mayo los borradores de los decretos con los currículos autonómicos que adaptaban la Lomloe al territorio regional y en septiembre los decretos definitivos sin apenas modificaciones. La Comunidad hizo algunos cambios respecto a la normativa estatal, como el estudio cronológico de la historia o la continuidad de la Filosofía como optativa en Secundaria, para «mejorarla», tal y como han defendido desde la administración regional. Esto se hizo más tarde en comparación con otros años «arrastrados» por el retraso también a nivel nacional, del que también se quejó el Gobierno autonómico en varias ocasiones, indica González.

«Todo ha sido muy precipitado» e incluso las editoriales han ido a contrarreloj, detalla antes de asegurar que la repercusión será probablemente que las evaluaciones tengan que ser de momento al «estilo tradicional» y no tanto basadas en las competencias como marca la nueva ley.