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Un paso más en la historia del castellano

El profesor de la Universidad de Burgos y coordinador de Universidades del Instituto Castellano y Leonés, Antonio Álvarez Tejedor, apunta algunas características de «Los Becerros Gótico y Galicano de Valpuesta»

F. ORDÓÑEZ

POR ANTONIO ÁLVAREZ TEJEDOR

Un paso más allá. Esto es lo que supone, en los estudios sobre el origen del castellano, la publicación de Los Becerros Gótico y Galicano de Valpuesta. Dar pasos adelante no significa negar el camino recorrido sino la constatación de que la ciencia está llamada ... a avanzar por un camino que cuenta ya con numerosas pisadas y singulares huellas de ilustres personajes. «El estado lingüístico de la Península Ibérica hasta el siglo XI» que Ramón Menéndez Pidal describió en sus Orígenes del español, en 1926, se ha ido completando y reinterpretando a lo largo de los años, pero en estos momentos se puede comprobar de manera cierta que en un perdido rincón del noroeste burgalés, en Santa María de Valpuesta, se escribieron, se guardaron y se conservaron durante varias centurias, humildes documentos –principalmente donaciones y ventas de terrenos–, escritos en un latín tan descuidado y corrompido que deja ver entre sus líneas y grafías, sonidos, palabras y construcciones sintácticas propios de una lengua diferente, una lengua hablada, un romance que será conocido por todos como castellano. Esto quiere decir que entre los primeros testimonios del romance, al lado de la Nodicia de kesos (de hacia el año 975) del monasterio leonés de los santos Justo y Pastor, debe ocupar su merecido lugar un numeroso grupo de diplomas del Becerro Gótico de Valpuesta, de igual manera que las venerables Glosas Emilianenses y las Glosas Silenses compartirán, de ahora en adelante, con los demás documentos de los Becerros valpostanos el carácter de pruebas testificales de semejante y principal valor en la historia del castellano. Y si ahora podemos tener un mayor y mejor conocimiento del romance primitivo en Castilla la Vieja gracias a la presente publicación de los Becerros de Valpuesta, ello se debe al atinado criterio y a la continuada y tesonera voluntad de los responsables del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, que, desde su creación, asumió como línea prioritaria de su actividad el conocimiento del origen y desarrollo de una lengua que comenzó siendo castellana y que hoy es lengua universal a fuer de haberse convertido en española.

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