Palencia, único lugar con lobos, linces y osos, los grandes mamíferos protegidos

La suelta en la localidad de Astudillo de varios ejemplares del felino convertirán a esta provincia, y a Castilla y León, en la primera en la que convive el 'trío'

El Cerrato palentino, elegido para acoger los primeros linces ibéricos en el norte peninsular

Isabel Jimeno

Valladolid

Oso pardo, lobo y lince ibérico. El particular trío de animales en peligro de extinción. Los tres grandes mamíferos protegidos para garantizar su pervivencia en la península Ibérica, el lugar por el que hace décadas algunos llegaron a campar casi de norte a ... sur y de este a oeste, pero del que casi quedaron borrados mediado el pasado siglo.

No lo hicieron. Resistió un reducto. El suficiente para sobrevivir, y reproducirse, la clave para no llegar a la desaparición. Aunque su número todavía es limitado. Tanto, que exige un celoso mimo. Y en ese mapa en el que la presencia de estas tres especies llega a brillar como un 'tesoro' hay un punto señalado en el que incluso estos tres 'reyes' de la fauna nacional cohabitarán. Es Palencia, la única provincia de toda España -y el mundo- que albergará desde hoy ejemplares de este gran trío de la fauna silvestre.

Es la fecha marcada en el calendario para hacer realidad todo «un hito» en la reintroducción del lince ibérico con la suelta blanda -en régimen de semilibertad en un espacio acotado de aproximadamente una hectárea en un monte de utilidad pública - de los primeros ejemplares del felino en Castilla y León, que se convertirá así también en la única comunidad que da cobijo bajo su 'techo' a oso, lobo y lince.

Han sido dos años de minuciosos trabajos buscando el enclave idóneo para que el 'delicado' felino asiente su nuevo hogar. Astudillo, en el Cerrato Palentino, es el punto señalado para soltar los ejemplares, procedentes de alguno de los centros de cría que existen en la Meseta Sur, la zona en la que había quedado el reducto de menos de un centenar de ejemplares entre Doñana (Huelva) y Andújar (Jaén) de una especie a la que se llegó a considerar «alimaña».

Años 70

En sentido estricto, no será una especie tan nueva, sino que se trata de su reintroducción. Aunque pocos puedan rememorar haberlos tenido delante, todavía hay quien sí recuerda ver correr a este felino por estas tierras, allá por los 70 del pasado siglo. «¡Tenemos testimonios de gente que vio linces!», subraya David Cubero, jefe de Servicio Central de Espacios Naturales, Flora y Fauna de la Junta de Castilla y León. La emoción se le nota en la voz ante la llegada de este día.

«No es un capricho», recalca sobre la reintroducción de la especie y las posibilidades de Castilla y León de «aportar nuestro granito de arena» a la recuperación de la amenazada especie. Y el «orgullo», presume, de aglutinar a los tres grandes carnívoros protegidos y contribuir a su conservación, situando a la Comunidad como una de las que «más biodiversidad» atesora en España y Europa.

Sus más de 94.000 kilómetros cuadrados, con una orografía que va de la cordillera, los bosques, las llanuras, 5,1 millones de hectáreas de superficie forestal «con una variedad enorme de habitas y ecosistemas» es la fórmula no mágica, sino natural de Castilla y León. El lugar en el que desde hoy cohabitarán los tres grandes mamíferos protegidos, 'juntando' a esas poblaciones que habían quedado relegadas al norte (oso y lobo) y sur peninsular (lince).

Y con Palencia -con su perfil alargado donde se conjugan el relieve accidentado a las llanuras y valles- como punto de fusión y lugar en la que también habitan otras de las especies más amenazadas como el urogallo cantábrico. Plantígrados más al norte, zona de campeo de numerosas manadas del canis lupus, con ejemplares también en el Cerrato, donde hoy llega como nuevo habitante el felino protegido.

«Tenemos muy buen hábitat», apunta Cubero sobre las condiciones de la Comunidad para participar en el proyecto nacional LIFE LynxConnet, dentro del que se prevé la liberación de 23 linces en toda España este 2025, al menos seis de ellos en Castilla y León. El programa contempla que lo hagan más en años posteriores hasta su consolidación global, que se da cuando logran reproducirse por sí solos.

La meta final con la que sueñan en la Junta alumbrando los primeros linces con partida de nacimiento palentina. Y es que, aunque la población se ha recuperado tras estar al borde del abismo de la extinción, los 2.061 del último censo (1.668 en 2023, de acuerdo a los datos del proyecto Life), todavía no garantizan la supervivencia a largo plazo y se requiere de un mayor incremento. En busca de esa expansión, estudios señalan al norte peninsular como clave, con «dos o tres áreas» como las más propicias.

Tras el análisis en trece puntos, el Cerrato Palentino es por ahora el escogido -también los Cañones del Duero, en Zamora, presentan buenas condiciones- dentro de un «proceso muy riguroso» en el que se exige el cumplimiento de una serie de requisitos «excluyentes», subraya David Cubero. Esto es, explica, que han de darse todos para que desde hoy los linces vuelvan a pisar tierras de Castilla y León, regresen a la Meseta norte. La sobreabundancia de conejos -uno de los más preciados manjares de los que se alimenta el felino- es uno de ellos, así como una superficie suficiente cubierta de matorral y el apoyo social. 

«Sello de calidad»

Pese a algunos recelos iniciales, reconocen Cubero y el alcalde de Astudillo, Luis Santos, «más del 93 por ciento» lo respaldan. «No se puede trabajar sin apoyo», incide el jefe de servicio.

Sobre la mesa, señala, el «ejemplo» de los Montes de Toledo, donde también en 2014 se soltaron los primeros linces y cuyas experiencias quieren «exportar». Se ha «comprobado», apunta Cubero, que «aparta» a otras especies como el meloncillo o el zorro al introducir un nuevo elemento en la cadena trófica, y eso redunda en una «mejora» en la caza menor, pues son los principales predadores de sus huevos, sobre todo, de la perdiz roja, que no atraviesa precisamente su mejor momento y desde 2020 esta excluida de las especies cinegéticas de la temporada.

Y para que el lince haga del Cerrato su nuevo hogar familiar, se ha acondicionado el espacio a su gusto. La Consejería invertirá casi dos millones de euros hasta 2026 en infraestructuras y mejoras del hábitat con charcas, cercos, refugios para el conejo, bebederos, desbroce y limpieza de carreteras para facilitar la visibilidad de los conductos cuando los linces alcancen su plena libertad...

Una nueva especie más que sumar al catálogo de una Comunidad en la que habitan más de la mitad de los osos pardos y el 60 por ciento de los lobos. Un destino de naturaleza «de primer orden a nivel mundial», subraya David Cubero, quien valora que supone un «sello de calidad» que sumar a otros atractivos de la Comunidad como el patrimonio y «ayudará a contribuir al desarrollo», confía.

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