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Artes & Letras / Hijos del Olvido

Sin oxígeno no hay paraíso

Adrián Álvarez Ruiz (Barruelo de Santullán, Palencia, 1884 - ¿Madrid?, 1950)

El obrero palentino ideó un depósito similar a un minisubmarino, donde podía recircular el oxígeno bajo el agua, pero no llegó a comercializarse

El hotel de la prehistoria española

De Letur a Lemaur

NIETO

Fernando Conde

Al contrario que las tragedias terrestres o aéreas, que suelen devenir en conmoción inmediata ante el horror visible, las subterráneas o submarinas tienen siempre un cariz de drama extendido, por cuanto la incertidumbre de su alcance puede llegar a encogernos el alma durante horas, días ... o, incluso, meses. Quienes somos hijos del siglo pasado recordaremos bien la del submarino ruso K-141 Kursk, ocurrida en el mar de Barents, el 12 de agosto de 2000. En aquel submarino de la clase Oscar se registró aquella mañana una explosión que provocó una reacción en cadena, y la posterior catástrofe. De los 118 tripulantes que iban a bordo la mayoría perdió la vida en los primeros momentos. Pero se sabe que, al menos 16 de ellos -23, según los testimonios manuscritos a oscuras por el marinero Kolesnikov- se refugiaron en la parte trasera y pasaron allí no se sabe si horas o días, hasta que finalmente perecieron. Estos hechos trágicos también han ocurrido, por desgracia muchas veces, en minas, aunque con desigual suerte. Y no es que el invento de quien protagoniza el 'hijo' de hoy hubiera podido salvarles la vida a aquellos pobres militares rusos. Pero, como poco, debe hacernos pensar en cuántas oportunidades de progreso hemos ido perdiendo, especialmente en España, por falta de apoyos.

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