El nuevo 'Renacimiento' para un sueño en 2031

Un paseo por los ricos y variados lugares que muestran la calidad monumental de los edificios construidos entre los siglos XV y XVI. Un trazado que sirve para apreciar la influencia creativa de diferentes países de Europa y que gracias a la grandeza de esos espacios hoy en día se aprecia el elevado desarrollo económico, cultural, social o comercial que la ciudad tenía en aquel momento.

Una ruta basada en el Renacimiento y que busca poner en valor espacios de la ciudad no tan conocidos. Porque sí, pasa por la catedral, pero va más allá. Incluso cruza el río para mostrar que en la otra orilla del Arlanzón se puede disfrutar del Museo de Burgos, de la iglesia de San Cosme y San Damián y su portada renacentista, del Instituto Cardenal López de Mendoza, en el antiguo colegio de San Nicolás, o la fachada del Hospital de la Concepción. El convento de Santa Dorotea o la iglesia de la Merced también tienen su punto señalado en esta ruta, que no se olvida de zonas más conocidas. Imposible no pasar bajo el Arco de Santa María, con un auténtico retablo civil con personajes que representan la historia de la ciudad: desde el Conde Diego Porcelos a los Jueces de Castilla Laín Calvo y Nuño Rasura, Carlos V, Fernán González y el Cid.

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Y al otro lado, majestuosa, la catedral, joya del gótico a la que más de ocho siglos contemplan y que en esta visita cuenta con un recorrido temático por algunas zonas de obligada parada y admiración como el cimborrio, la escalera dorada o las capillas de los Condestables, Santa Ana y Presentación.

Para seguir por las iglesias de San Nicolás y San Gil, cuya austeridad exterior no hace imaginar la belleza interior que atesora, y el palacio de Castilfalé, en pleno Camino de Santiago, en la zona más lujosa de la ciudad renacentista donde los mercaderes enriquecidos y ennoblecidos situaban su residencia y cuyo nombre homenajea a sus últimos propietarios.

Edificios religiosos y civiles jalonan el trazado en esta 'Ruta del Renacimiento', que dirige sus pasos a la casa del Cordón e invita a pararse y mirar con atención para apreciar los detalles que suelan pasar desapercibidos al ojo del visitante como el convento de San José y Santa Ana -junto al Museo de la Evolución Humana- y el de Santa Dorotea. Caminar hasta la Cartuja de Miraflores y proseguir hacia el Monasterio de las Huelgas, como símbolo de la actividad monástica en esta época.

Y como no sólo de visitar vive el turista, en la ruta con información detallada no podían faltar todas las posibilidades gastronómicas de una ciudad que tiene en la morcilla y sus vinos dos señas de identidad, pero no sólo. Tradición, vanguardia, delicatessen para catar y llevar, pues no faltan en el mapa señalizados los mercados. Como recuerdo también, anécdotas históricas de la época en una ruta que pretende inspirar una nueva oferta turística para visibilizar la ciudad desde la perspectiva histórica del Renacimiento y generar visitas guiadas, teatralizadas, de rea virtual, conciertos...

Ese Burgos que mirando al pasado dirige su mirada al futuro, al «Renacimiento» de las ciudades medianas como modelo de desarrollo sostenible europeo y con la cultura como eje sobre el que seguir girando.