Las nuevas lluvias animan una temprana campaña de setas que apunta a «muy buena»

Castilla y León es todo un paraíso para los amantes de los lactarius deliciosus, fungi, amanita caesarea, pleurotus eryngil... Más conocidos como níscalos, boletus, amanitas, colmenillas, senderillas... Hasta 2.700 especies -muchas comestibles, pero también tóxicas e incluso alguna venenosa- que encuentran aquí su 'hogar' y sirven de auténtico reclamo para los 'micoturistas'. Sí, otra forma de viajar, la de bajar la vista al suelo para descubrir los tesoros que con humedad y adecuadas temperaturas regala la tierra.

Que se lo pregunten a José Antonio Vega, director técnico de la Asociación Montes de Soria, que no para de descolgar el teléfono. «Desbordados» estaban justo antes del 'puente' y el tren de borrascas en la que es la mayor agrupación de propietarios forestales -95, la mayoría ayuntamientos de esta provincia y alguno también de Burgos- para la gestión micológica de 167.000 hectáreas atendiendo llamadas interesándose por actividades micológicas y permisos para recolección.

En tan sólo diez días de octubre ya habían expedido 10.000 permisos. 29.800 en todo el año -la mitad, micoturistas-, contando también un extraordinario septiembre, con 12.800. «Hacía mucho tiempo que no había estas cifras», por lo menos «diez años», señala José Antonio, quien destaca que ya fue «temprano» el aluvión por una campaña «adelantada». Si con la transición del verano al otoño ya las esperanzas se elevaron, con las nuevas lluvias justo en esta época y las temperaturas diciendo adiós al prolongado 'veroño', la temporada «puede animarse» este mes y el próximo.

«Nadie esperaba que tuviéramos setas» a estas alturas, reconoce, pues suele ser a partir del Pilar cuando llega la eclosión. Si es que llega, porque los últimos años no han sido precisamente generosos. Con esta humedad esperan unos niveles de producción micológica «bastante altos». «Sería un regalo que se llegase al récord de 2014», rememora sobre ese año en el que casi con sólo poner el pie en el monte se llenaba la cesta . Fue el del récord, con parcelas controladas en las que llegaron a salir hasta 80 kilogramos por hectárea de boletus y 120 de níscalo. «Sería un regalo» llegar a esas cifras, confía.

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Ésta, con las nuevas lluvias sobre la tierra que ya humedeció la recta final del verano, se vislumbra «muy, muy, muy buena, tirando a excelente» apunta el director técnico de la Asociación Montes de Soria, donde encadenan «todo el año» con alguna especie que echarse al cesto, aunque el otoño es el rey.

Pero no sólo Soria es tierra de setas, presentes como recurso micológico para propios y visitantes en todas las provincias. En la Comunidad, hay 4,5 millones de hectáreas productoras de este recursos, 1,5 millones de ellas en montes de gran actitud para hongos silvestres comestibles, destacan desde Micocyl, el programa de micología de Castilla y León promovido por la Junta, las diputaciones y más de 300 ayuntamientos. «Sin duda, favorecerán»Sus estimaciones con la llegada de lluvias y bajada de temperaturas también son optimistas, pues «favorecerán, sin duda, la generalización de fructificaciones», por ejemplo, del níscalo. Ya en otras provincias como Segovia, además de Soria, habían comenzado a brotar de forma generosa, aunque los calores del 'veranillo' prolongado lo pararon. Si ya se recogieron algunos en puntos de Ávila, ahora confían en que comiencen a extenderse, lo mismo que los boletus edulis o las amanitas caesarea, con ejemplares también en Salamanca o Burgos.

También en Zamora, otra de las provincias micológicas por excelencia, donde hay empresas envasadoras que, por ahora, no han arrancado máquinas con lo recolectado, pero se apunta a un buen año. En Castilla y León se estima una producción bruta potencial anual de 31.500 toneladas de setas, de las que tan sólo se aprovecharía el 14 por ciento, «lo cual da una idea de la potencialidad» de este sector en los montes de la Comunidad, resaltan desde Micocyl. Calculan que puede llegar a generar en años buenos hasta 65 millones de euros, el 20 por ciento en rentas directas a los recolectores por la compraventa de setas, el 40 en valores añadidos por la industria agroalimentaria, el 39 por ciento en valores añadidos por el micoturismo y el uno restante de los derechos de propiedad procedentes principalmente del pago de permisos de recolección.