Nicanor Sen: «Las críticas de la Junta al Gobierno rozan lo antidemocrático»

—En estos cinco meses, ¿cuál ha sido el momento más difícil?

—Sin ninguna duda, la gestión de la mejor manera posible y siempre desde una postura de comprensión de las movilizaciones agrarias. Y de las cosas más duras, todo lo que tiene que ver con la violencia de género.

—¿Y la competencia que más le está costando?

—Lo relacionado con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Se está consiguiendo recuperar las plantillas de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. Tenemos que seguir trabajando para culminar esa apuesta de recuperar las plantillas que habían sido esquilmadas por el PP a lo largo de los últimos años.

—El PP ha denunciado que el Ministerio pretende cerrar cuarteles.

—Esas informaciones a día de hoy son falsas. A finales del primer trimestre de 2024 la cobertura autonómica de guardias civiles era de un 84,2%. Se van a llevar a cabo medidas para revertir esta situación y estamos a la espera de que se incorporen los últimos agentes que están ahora en formación. De las casi 500 plazas vacantes, vamos a intentar cubrir la totalidad este año.

—Ayuntamientos, como el vallisoletano de Zaratán, temen que la benemérita abandone su localidad.

—Una cosa es que todos tengan un cuartel, que es imposible, y otra que se preste el servicio. En esto tenemos que centrarnos. Hay veces en que la distancia entre un ayuntamiento y otro es de ocho minutos, así que esto no influye en el tiempo de respuesta. Además, en algunas circunstancias se mejora las infraestructuras. Todos los años hay que realizar obras de rehabilitación para modernizar esos espacios. No hay ni una sola reducción del servicio que se presta. Lo que puede existir son modificaciones puntuales cuando las infraestructuras actuales no se puedan rehabilitar, como es el caso de Zaratán.

—En su toma de posesión puso el acento en la lucha contra la despoblación. ¿Qué ha hecho para ello?

—La utilización de los fondos de recuperación en tres líneas: las directas del Gobierno, los acuerdos con las comunidades y las actuaciones que el Gobierno pone en manos de los ayuntamientos. Una de las principales actuaciones que culminará en los próximos meses es el despliegue de la fibra.

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—¿Cree de verdad que así se puede revertir la despoblación?

—Es muy difícil revertir la despoblación. Las medidas que se llevan a cabo lo que pretenden es frenar esa sangría de décadas en la Comunidad porque no se han llevado a cabo políticas de inversión donde más necesario era.

—En materia de infraestructuras hay mucho por pelear. Le pongo el ejemplo del Tren Directo de Aranda, la autovía León-Valladolid, la A-11...

—Lo que me he encontrado aquí es que en determinadas infraestructuras no se había realizado ningún trámite. El Tren Directo quedó paralizado en 2011 por un hundimiento. El ministro ha desempolvado el expediente e iniciado un estudio socioeconómico. Son proyectos que dormían el sueño de los justos y que el PP no había demandado cuando gobernaba. En la A-11 ha salido a licitación el tramo Landa-Aranda con una inversión de 212 millones y eso es en lo que hay que seguir trabajando, en acelerar los proyectos que se están ejecutando e iniciar expedientes de tramos de vía de alta capacidad. En la León-Valladolid, en el tramo Santas Martas-Rioseco no se había iniciado y ya se ha hecho.

—Y ahora el propio ministro Óscar Puente ha cuestionado que ese tramo sea autovía.

—La propuesta del ministro es que al no contar con ningún procedimiento, que mientras se inicie el proceso para mejorar la seguridad se implante un tercer carril. Pero por supuesto que no se da carpetazo a que sea autovía.

—Se estrenó con las tractoradas. ¿Pecó de inexperiencia?.

—Viví aquella situación con la tensión que conlleva la movilización de un sector tan importante. Han sido meses complejos porque no existían unos interlocutores válidos. Ha habido decenas y decenas de cortes en todas las vías y eso dificultó mucho la vida diaria. Desde esta Delegación se sacó una nota de prensa de apoyo al sector.

—¿Se arrepintió de culpar a Vox de las movilizaciones?

—No me arrepentí, entre otras cosas porque hubo hasta medios que me reconocieron que había personas dentro de estos grupos que alentaban movilizaciones que no se llevaban a cabo dentro del marco de la legalidad.

—¿Cómo están siendo las relaciones con la Junta de Castilla y León?

—Existe una relación cordial dentro de aquellos cargos públicos que quieren tener una relación cordial. Si nos encontramos con declaraciones como las que lleva a cabo el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, hay un dicho que dice que 'dos no discuten si uno no quiere'. Más con todo lo que tiene que ver con la ley de concordia, por poner uno de los últimos ejemplos.

—Esas relaciones, ¿se han ido deteriorando en los últimos meses?

—Estos ataques permanentes de determinados dirigentes del Gobierno autonómico siempre influyen más cuando una gran parte de este Ejecutivo ha basado su política en hacer labor de oposición al Gobierno central que no le corresponde.

—¿Pero hay diálogo con la Junta?

—Dependiendo del área. Nosotros tenemos 22 ministerios y ellos diez consejerías. Recientemente hemos mantenido una reunión cordial de trabajo con la consejera de Familia por los centros de acogida para víctimas de violencia de género que hay que construir con fondos del Estado.

—¿Con qué consejerías la relación es más fluida?

—Con Familia y Medio Ambiente.

—Ha tenido algún contacto con las tres consejerías de Vox (Agricultura, Industria y Cultura)?

—No. Interlocución cero. En el único acto que he estado con el vicepresidente es en el homenaje por los atentados del 11M. Recibimos una invitación y acudí. Con el de Industria he coincidido en algún otro acto.

—¿Cuántas veces ha hablado con el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, desde su toma de posesión?

—Tras mi nombramiento, realicé una visita institucional. Posteriormente, hemos coincidido en diversos actos. Una vez que pase el periodo electoral, le trasladaré mi intención de mantener reuniones periódicas con el fin de abordar, desde ambas instituciones, las preocupaciones de los ciudadanos.

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—¿Ha ejercido de mediador entre el Gobierno y la Junta?

—Yo traslado permanentemente necesidades al Gobierno de España y a día de hoy nadie por parte de la Junta me ha solicitado una intermediación. Lo puedo entender porque lo que no se puede hacer es estar permanentemente con una labor de oposición y una crítica que roza lo antidemocrático y luego pretender que yo colabore. Tienen que modificar su política porque es muy perjudicial para los ciudadanos de la Comunidad y volver a la senda del dialogo y la colaboración. Sí que se ha llegado a algún acuerdo, pero si no hay más es porque el PP es un rehén de Vox y se ve obligado a hacer cosas que nada tienen que ver con las relaciones entre una comunidad y el Gobierno.

—En la Junta creen que el rehén es usted, pero de Pedro Sánchez.

—Nunca jamás he defendido los intereses del Gobierno por encima de los de la Comunidad. Prueba de ello es que las demandas que hemos trasladado al Gobierno o se estaban trabajando o ya se han dado solución.

—Vox le ha pedido información sobre el servicio de escolta a la familia de la procuradora socialista Ana Sánchez. ¿Va a contestar?

—No me corresponde a mí. Todo lo que tiene que ver con la seguridad de las personas y de los cargos públicos depende directamente del Ministerio. No pasa por las delegaciones del Gobierno. Nosotros lo que hemos hecho es dar diligente traslado, como hacemos con otras solicitudes en las que no tenemos competencias.

—¿No se siente incómodo con la actual escalada de crispación?

—Todos nos sentimos incómodos y especialmente los cargos públicos que odiamos los bulos, las 'fake news', los pseudomedios y que vemos cómo el respeto, que es uno de los pilares fundamentales en los que se asienta la democracia, se va perdiendo.

—¿Le sugeriría al ministro Óscar Puente que se contenga?

—No me corresponde a mí. Lo que pienso es que él cuando ha tenido que pedir disculpas lo ha hecho. Al ministro de Transportes se le está atacando permanentemente y también llega un momento en que tiene que defenderse.