Más de un millar de municipios de Castilla y León logran incrementar o mantener su población
En un escenario con saldo migratorio positivo y aumento de nacimientos, casi la mitad no pierde habitantes, aunque sí lo hacen 1.195
Más del 40% de los municipios perdieron población en el último año
VALLADOLID
Satisfacción a medias en Navaquesera, un pequeño «pueblo con encanto» de la provincia de Ávila, como reza el cartel a la entrada. Y es que si bien es cierto que han visto cómo las cifras que arroja el último padrón publicado recientemente por ... el INE (Instituto Nacional de Estadística) -con datos oficiales a 1 de enero de 2023- las eleva a guarismos no vistos desde hace años, la realidad es que ese incremento en un 60 por ciento -de 24 a 40- no supone en realidad más gente a diario por sus calles. «Algún jubilado» ya pasa más tiempo en esta localidad a unos 50 kilómetros al suroeste de la capital y por eso se ha empadronado, pero también hay varios que han inscrito su nombre en el registro municipal, pero «no» viven aquí de forma permanente, reconoce su alcaldesa, Natividad Rodríguez.
Navaquesera es uno de los únicos cinco municipios de Castilla y León en los que su padrón ha engordado más de un 50 por ciento durante 2022. En 18 el alza superó el 30 por ciento y en treinta, el 20 -ninguno en León-. En su mayoría, pequeños, como el también abulense de Manjabálago y Ortigosa de Riolmar, que ha experimentado el alza más notable: 80 por ciento. Pasar de 20 a 36 empadronados, aunque no todos ven el 'milagro', advierten, mientras repasan el panorama de «cuatro casas abiertas permanentemente» en uno de los núcleos y el recuerdo reciente del entierro de Juan, de 92 años, el último fallecido y lo que es más habitual por aquí.
En ese quinteto de cabeza también está Fuente el Olmo de Fuentidueña. Lo suyo no es cosa de un año, pues el incremento de empadronados es continuo. Ya alcanza los 278, según la últimas cifras oficiales, un 54,44 por ciento más que en el padrón anterior y casi el triple que en 2008, cuando cayó por debajo del centenar. Trabajo -sobre todo gracias a la multinacional Planasa dedicada al cultivo de las plantas de fresa, espárrago y frambuesa- e inmigrantes forman la ecuación de ese 'prodigio' demográfico de este pueblo segoviano en tierra de pinares, no precisamente cerca de capitales y en el que los asentados con pasaporte son el doble que los nacionales.
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El interés por la ampliación del polígono industrial, la proximidad a la capital y la salida al mercado «muy bien de precio» de viviendas ya construidas y acumuladas en el 'stock' de los tiempos del 'boom' inmobiliario forman la combinación en Bernuy de Porreros. Un municipio del alfoz de Segovia que ha multiplicado por tres su población en lo que va de siglo. Con el nuevo empujón superior al 17 por ciento del último padrón ya supera la barrera del millar de habitantes cuando en el año 2000 a duras penas rebasaba los 300. En el pueblo, reconocen, se ve «más gente» y «más movimiento».
Segovia, la que más
Éstos son sólo algunos de los casos con topónimo propio de los 1.053 municipios de Castilla y León que en 2022 lograron mantener o incluso incrementar su población. Son casi la mitad de los 2.248 de la Comunidad (46.8 por ciento). De ese grupo, han sido el cuádruple las que, en mayor o menor medida, han logrado ganar habitantes que conservar invariable el padrón: 886 por 167. Por provincias, es Segovia en la que más municipios se sumaron al 'más' en su padrón: 98 de los 209, esto es, en casi el 47 por ciento. Y la única en la que los ayuntamientos que 'ganan' son más que los que pierden o siguen estables. En términos porcentuales también se situaron por encima del 44 tanto en Burgos (165 de 371) como en Valladolid (100 de 225). En todas, más de un tercio de sus ayuntamientos 'engordaron' en número de habitantes.
Aún así, son más los municipios en los que su padrón se encogió durante 2022: cayó en 1.195. En Ávila, León, Salamanca y Zamora, en torno a seis de cada diez restaron. También en más de la mitad en Palencia. Una proporción a la que no llegaron el resto, pero Burgos, Segovia, Soria y Valladolid sí superaron el 40 por ciento. También en las cifras globales del padrón hay diferencias por provincias, pues la población creció en todas salvo en León, Palencia y Zamora, siendo esta última la que más lo notó: 849 menos, el 0,5 por ciento.
Por contra, al alza se apuntaron el resto, con Soria a la cabeza en términos porcentuales, un 1,25 y 1.105 habitantes más y se aproxima a la barrera perdida de los 90.000. En números absolutos se impone Valladolid: 3.096, hasta superar los 521.000.Unas cifras que se dan en un contexto general que en el conjunto de Castilla y León deja el último padrón definitivo en 2.380.149 habitantes, 7.509 más que el de doce meses antes. Un dato que, aunque corrige ligeramente a la baja al de censo anual publicado también por el INE unos días antes (2.383.703 habitantes), inclina de nuevo al alza la curva tras más de un decenio en descenso.
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La llegada de población extranjera ha sido clave para marcar ese punto de inflexión. Los 167.937 foráneos contabilizados en el último censo suponen un importante incremento, por encima del 14 por ciento y 20.935 más. Compensando la merma de nacionales: 0,6 por ciento menos, 12.815, en cifras absolutas.
El saldo migratorio también ha sido, de acuerdo a los últimos datos oficiales, positivo para Castilla y León. Con 26.000 personas más en 2022 en el balance entre los que salen y los que llegan, con casi 40.000 que arribaron del exterior -entre ellos 5.000 de nacionalidad española que regresaron-, unos 15.000 más que en los registros de 2021. Por contra, los que hicieron desde aquí las maletas fueron menos: de cerca de 18.000 la cifra se redujo en 2022 a unos 13.700. También en el saldo migratorio interior, es decir, entre comunidades, la balanza se inclinó levemente del platillo positivo para Castilla y León: llegaron 134 personas más que las que salieron ( 34.149 frente a 34.283). Y si Madrid es el foco de atracción al emprender viaje, también es la región que más devolvió: casi una tercera parte de los que regresaron antes vivían allí.
Y en una Comunidad marcada por el envejecimiento y en el pódium español de las de mayor esperanza de vida (más de 83 años, superior a los 86 en el caso de las mujeres), el saldo vegetativo sigue sin dejar el negativo. En 2022 hubo casi 18.000 defunciones más que nacimientos, pero la lectura positiva la enciende que Castilla y León fue la única autonomía donde crecieron los alumbramientos. Los 13.135 recogidos por el INE elevan en un 40 por ciento las cifras de un 2021 aún lastrado por la pandemia.
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