Su mecedora, su querida biblioteca, su austero dormitorio... así es la Casa Museo de Miguel Delibes
Abre hoy sus puertas en el Palacio del Licenciado Butrón de Valladolid, quince años después de la muerte del autor y coincidiendo con el 105 aniversario de su nacimiento
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Valladolid
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Iniciar sesiónHay varias fechas significativas en octubre para la familia Delibes. Fue un 10 de este mes (en 1941) cuando un jovencísimo Miguel Delibes comenzó a trabajar como caricaturista en 'El Norte de Castilla'. Y un 20 también del mismo mes (de 1999) cuando recibió ... el Premio Nacional de Literatura por la que sería su última novela, 'El hereje'. Pero la más especial es la que data su natalicio, un 17 de octubre de 1920.
Desde hoy, cuando se cumplen 105 años del nacimiento del autor vallisoletano, los hijos, nietos y bisnietos del novelista tienen un motivo más para la celebración, pues se ha hecho realidad la que fue una de las principales aspiraciones de la Fundación creada en 2011, un año después de la muerte del novelista español -nunca quiso que fuera en vida-, para promover su obra y mantener vivo su legado y los valores que defendió. Después de varios años de zozobra -no se encontraba la sede ideal-, el consejero de Cultura y Turismo, Gonzalo Santonja, «cogió el toro por los cuernos» y hoy ha visto la luz la Casa Museo Delibes.
Ocupa parte de la planta baja del Palacio del Licenciado Butrón de Valladolid, sede actual del Archivo de Castilla y León, y está ubicada en plena ruta de 'El hereje' por ser uno de los enclaves en los que ambientó la novela. Este emplazamiento, que ya custodia desde hace casi un año el archivo personal del escritor tras un acuerdo entre Junta y Fundación, suma ahora este proyecto expositivo «gratuito, moderno y abierto a todos», ha significado el presidente del Gobierno regional, Alfonso Fernández Mañueco, durante su inauguración. El espacio que más llama la atención es el que recrea el salón, el despacho y su dormitorio, las tres estancias más relevantes de la que fue su última vivienda en la vallisoletana calle Dos de Mayo, la quinta que tuvo, ha recordado su primogénito Miguel Delibes de Castro. Horas antes de su inauguración en la mañana de este viernes, ABC recorrió junto a Germán Delibes, el tercero de sus hijos y actual presidente de la Fundación, y la mujer de este, Pepi Caballero, quien fuera secretaria del escritor, un espacio que en opinión del primero, ha quedado «muy digno», con «ambientes muy logrados» en los que «no» cuesta «identificar» el hogar de su padre.
Estas tres estancias se sitúan frente a una 'línea de vida', una de las iniciativas del proyecto que más ha gustado a Germán, pues recoge los hitos más significativos del autor de 'El Camino'. Entre ellos, la fecha en la que pronunció su discurso de ingreso en la Real Academia Española, muy próxima a la muerte de su mujer Ángeles. También, el año en que gracias a una beca Fulbright estuvo cuatro meses en Estados Unido o cuándo recibió los numerosos premios cosechados por sus obras.
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El salón con su butaca, su biblioteca y el retrato que le hizo John Ulbricht
La primera parada del recorrido es el 'cuarto de estar' o 'salón'. Allí está su mecedora y la butaca en la que se sentaba habitualmente a leer o ver en televisión los partidos del Real Valladolid. La estancia, al igual que ocurría en su casa del Dos de Mayo, está presidida por el retrato que hizo de don Miguel el pintor John Ulbricht, un artista norteamericano asentado en Mallorca. Sobre esta obra, recuerda Germán Delibes que siempre le decían a su padre que «toda la austeridad de Castilla aparecía reflejada en su rostro» y, a su juicio, «es verdad» porque «podría ser perfectamente el cuadro de un monje cartujo». En esta estancia también se puede ver una de las bibliotecas a las que el académico tuvo más «cariño», según el presidente de la Fundación. Es la colección casi completa de la serie 'Áncora y Delfín' de Destino, la editorial con la que el literato publicó prácticamente toda su obra salvo 'Los santos inocentes': «Él decía que le gustaban mucho los libros de Destino y esta era una muestra de fidelidad a su editorial».
Explica que a diferencia de su madre, «una mujer con muy buen gusto», su padre «era un poco despistado» y si se puede ver en estas estancias una decoración «moderna» se debe a que fue encargada a un buen amigo de la familia, el interiorista Miguel Milá.
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El despacho, con la robusta mesa de nogal y el cuadro que inspiró el título de 'Mujer de rojo sobre fondo gris'
La mesa de despacho en la que trabajó «al menos en los últimos años» preside esta habitación. Sobre ella reposa una de las cartas que el autor envió a 'El Norte de Castilla', diario que dirigió entre 1958 y 1966. «No parece que sea una letra de ultimísima hora», aclara Pepi Caballero. También algunos utensilios como un abrecartas y una original regleta «con la que siempre jugábamos de pequeños y acabó estropeándose», comenta entre risas Germán. La mesa es un mueble de nogal que don Miguel trajo «probablemente de Sedano». Incluye la estancia, además, una mesa de juego que el escritor utilizaba como «una mesilla supletoria» para depositar los libros que estaba leyendo. A veces, también, «revistas en las que salían reportajes sobre él u otros compañeros literatos. Lo tenía todo a mano».
En el mismo espacio, enfrentados entre si, lucen colgados el cuadro de Eduardo García Benito que sirvió a Miguel Delibes de «excusa» para titular la novela que dedicaría a su mujer unos cuantos años después de que falleciera, 'Señora de rojo sobre fondo gris' y un retrato, «casi una caricatura», que le hizo Álvaro Delgado: «Es sólo el boceto de un óleo que hoy está en el edificio de las Cortes de Castilla y León», precisa Germán.
Describe que, tal y como se puede apreciar en esta estancia, su padre «era muy ordenado». Prueba de ello, es que tuvo guardados siempre a su mano, en un pequeño armario de puertas correderas situado bajo la librería de su despacho, todos los originales de sus obras. Bueno, «casi todos», pues recuerda que «era muy generoso y hay algunos que sabemos que estuvieron y que ya no lo están porque nos consta que si se lo pedía algún estudioso nunca tuvo inconveniente en dejarlos». Sabe que «por ejemplo, falta el original de 'Las Ratas'», pero insiste en que su orden es el motivo principal por el cual hoy se puede hablar del «legado Delibes».
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Su alcoba, «una celda monástica»
«Realmente era tan austera como se ve», dice con énfasis Germán sobre el dormitorio de su padre, casi «una celda monástica», describe. En la alcoba, sobre la mesilla que hay junto a su cama reposan los retratos de sus padres y de Ángeles, unos pequeños evangelios, un despertador «que usaba habitualmente» y un pequeño crucifijo de nácar perteneciente a su mujer y que «lógicamente se convirtió para él en un recuerdo muy entrañable». También se encuentra el 'galán de noche' que, rememora, usaba cada sábado por la noche para colocar la ropa de caza con la que saldría temprano el domingo. Sobre las paredes cuelgan, entre otras obras, una litografía de Gregorio Prieto y una pintura de Vela Zanetti.
Precisamente los objetos y fotografías relacionados con las aficiones de Miguel Delibes nutren el pasillo de 'transición' que une las estancias más íntimas con la sala de exposiciones. Está dedicado a 'El escritor y la naturaleza' y en él se reúne, entre otros enseres, su cesta de pescar, dos cañas y una de las tres bicicletas que tuvo. «Esta fue la intermedia», aclara. Luce impoluta porque «hace tres años la llevamos a Eibar a una exposición y se encargaron de su restauración».
Cuenta Germán que cuando mira este espacio le viene a la cabeza «la vinculación» de su padre con Sedano (Burgos), y cita una de las anécdotas que dejó escrita el autor sobre las visitas que realizaba de muy joven a la que por entonces era su novia Ángeles, que le obligaban a recorrer a pedales un trayecto de cien kilómetros, la distancia que separaba el citado municipio burgalés del cántabro Molledo, que era el pueblo de su padre y donde pasó estancias en su infancia y juventud.
El día en que Miguel Delibes se negó a dirigir 'El País'
José F. PeláezEn esta zona se pueden ver curiosas fotografías, como en la que Miguel Delibes sostiene una jineta que crió durante un tiempo, recuerda Pepi Caballero, o el día de trilla que compartió con la hija de Gaston Gallimard, el prestigioso editor francés con el que trabajó.
'El escritor y su mundo' es el espacio que abre la sala de exposiciones. Suma más instantáneas, algunas de gran formato y curiosas, como en la que se ve al autor escribiendo sobre una mesa de ping pong en los recortes que le preparaban con los sobrantes de las bobinas de papel de 'El Norte de Castilla'. «Recuerdo que le pregunté en más de una ocasión porque utilizaba ese papel tan malo y poroso y siempre me contestaba que estaba muy bien porque le hacía escribir rápido y como se detuviera un poco provocaba un manchón».
Su relación con 'El Norte de Castilla', su otra «gran familia», recuerda Germán, ocupa parte de esa especie de 'antesala' de la citada sala de exposiciones. En esta, el recorrido comienza con un repaso a los reconocimientos que tuvo a lo largo de su trayectoria desde que en 1947 se le concediera el Premio Nadal, al que siempre tuvo «un especial cariño», rememora Germán, por ser el que ganó con su primera novela, 'La sombra del ciprés es alargada'.
Sus facetas de 'profesor' y viajero'; su 'correspondencia' con amigos y compañeros literatos como Vela Zanetti, Francisco Umbral, Rosa Chacel o Camilo José Cela; su condición de «humanista comprometido»; el mundo infantil en su obra, y su relación con la fotografía, el cine y el teatro completan el contenido de la sala, concebida para ser un espacio cambiante y seguir creciendo, precisa Aitana Alba, directora del Archivo de Castilla y León, una de las profesionales que ha trabajado para dar vida a esta Casa Museo.
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