La firma de Castilla y León en la Seminci

Como señala a Ical su directora, 'Alegre y olé' plantea «una mirada intergeneracional sobre la salud mental», a través del prisma de dos generaciones maltratadas por una pandemia silenciosa de la que cada vez somos más conscientes: los ancianos y los más jóvenes. La película narra la historia de Lena y de Carmen, dos mujeres muy diferentes entre sí que han acabado ingresadas en un centro de salud mental. «Las dos están enfadas con el mundo que las rodea y sienten una profunda culpa que las lastra y les impiden avanzar», señala. La historia, según detalla Clara Santaolaya, es «muy personal» para ella, que años atrás también llegó a vivir un proceso similar al que atraviesa Lena, y sintió en su propia carne «la incomunicación, la falta de herramientas y el tabú que todavía se vincula a la salud mental, en especial, a los intentos de suicidio».

En 'El rey de la semana', David Pérez Sañudo narra la historia de Martín, un treintañero divorciado y con un hijo que siente la desesperación de la soledad hasta que una chica llamada Marta se cruza en su camino. La película, protagonizada por el abulense Nacho Sánchez, forma parte de 'Rodando Burgos', un proyecto de cuatro cortometrajes rodados en la capital del Arlanzón entre enero y febrero de este año, financiados por el Ayuntamiento de la ciudad.

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Por otra parte, 'Nudo', como su propio título sugiere, responde al deseo de su director, Herminio Cardiel, de «contar dos historias diferentes que de repente tuviesen el mismo conflicto». En ambos relatos, el cineasta describe «cómo los miedos (los más normales del día a día, los más humanos, los irracionales e inherentes a las personas) pueden hacer desencadenar situaciones complejas». Además, el corto responde a su intención de «visibilizar ciertas situaciones problemáticas que siguen apareciendo en nuestra sociedad».

El saldañés Pablo Quijano apunta asimismo que 'Rubio cobrizo' nace de la interpretación libre de un vídeo viral sobre unas vecinas de Valencia que se viralizó a comienzos del milenio. «En esa grabación una vecina llamaba a la televisión con el fin de arreglar conflictos con la otra. Esas dos vecinas en guerra me parecieron una suerte de las dos Españas chocándose y relacionándose entre ellas», detalla.

Al igual que sucede en 'Alegre y olé', 'Rubio cobrizo' también se aproxima a una realidad como la salud mental y hablar de «cómo ciertas actitudes que a nosotros a priori nos pueden parecen extravagantes en realidad pueden encerrar un gran drama detrás». «Estas dos vecinas se convierten también en dos visiones distintas de entender la enfermedad mental, desde el odio y desde la aceptación. La reflexión sobre las personalidades humanas surrealistas y esa idea de las dos Españas son los hilos que pretendo sembrar en el público», apunta.

También opta al galardón 'Velado', que «nace de la necesidad de retratar una historia de despertar sexual LGTBI desde la inocencia y la ternura», según relatan Insuela y Voces, que son los únicos debutantes en Castilla y León en Corto. A partir de su propio bagaje personal, han buscado «explorar en la pantalla una historia de un primer enamoramiento homosexual que tan de la mano va de sentimientos como la confusión y el miedo al rechazo», sentimientos que consideran «muy comunes» a todas las personas que forman parte del colectivo.

Cuestionados sobre la situación actual del audiovisual en la Comunidad, los entrevistados coinciden: hay un talento increíble pero queda mucho por avanzar para potenciar una industria que necesita más apoyos institucionales y de la empresa privada para crecer. Lo resume bien Santaolaya: «Castilla y León posee un talento creativo y técnico increíble y es una región en la que el cine y la cultura se inculcan desde siempre. Poseemos los mimbres necesarios para convertirnos en una zona relevante dentro de la industria nacional, tanto por la calidad de sus técnicos, como por lo variado de su localizaciones, su ubicación privilegiada y su accesibilidad en cuanto a transportes e infraestructuras. Sin embargo, todavía hay mucho que avanzar para incentivar esa industria desde las instituciones públicas y las organizaciones privadas, para así conseguir atraer esos rodajes a la zona y, sobre todo, para que el talento no se vea obligado a emigrar a otras regiones para crecer en su profesión».

A juicio de Cardiel, «se está trabajando en la mejora pero, aunque haya evolución, se parte de casi una nada». «Es complicado revolucionar en poco tiempo una industria que es casi inexistente. Hay que trabajarlo entre todos y remar a la misma. Se va por buen camino y no hay que perder el rumbo, que es lo peligroso», señala antes de pedir «que quede claro que en Castilla y León hay talento de sobra». «Se debería trabajar en que no tuviésemos que buscar sacar nuestros proyectos fuera. También que se valore (a todos los niveles) lo 'Made in CyL'. Que no se piense que un proyecto, por ser de fuera, tenga la etiqueta de mejor o haya que apoyarle más que uno de aquí. Vamos, que se defienda un poco lo 'propio' como se hace en otros sitios», reclama.

En la misma línea se expresa Quijano, que considera que aunque festivales como Seminci, Medina del Campo o el Aguilar Film Festival ayudan a poner en el mapa el cine en la Comunidad también a nivel nacional, «el apoyo institucional tiene que aumentar». En su caso personal, ha rodado sus dos cortometrajes en Castilla y León ('Marinera de luces', que recibió una mención especial en Seminci hace dos años y 'Rubio cobrizo'), si bien reconoce que «el coste de trasladar a los equipos desde Madrid es muy grande».

«Hay que seguir luchando para que la gente que somos de aquí y queremos rodar por aquí no nos tengamos que ir fuera a hacerlo por falta de recursos. La industria audiovisual en Castilla y León tiene que crecer, y tenemos que entender que si esta crece, crecerá el posicionamiento del nombre de nuestra comunidad. Si dentro de diez años los cineastas de esta zona seguimos haciendo cine e incluso han surgido nuevos, será que vamos en el buen camino», afirma antes de aludir al «modelo gallego» como «inspirador», ya que «desde hace unos años muchos cineastas gallegos están creciendo sin parar».

Por su parte, Voces e Insuela defienden que «Castilla y León tiene más que ofrecer que lo que la gente imagina». «Aunque ambos tomamos en su día la decisión de emigrar fuera de Castilla y León para formarnos y dar nuestros primeros pasos dentro de la industria, tenemos fe y hemos podido comprobar que la percepción de lo audiovisual ha evolucionado en los últimos años en la comunidad. Cada vez son más los proyectos que toman forma aquí y esperamos que continúe en esta dirección», confían.

Sobre su selección en Seminci, los responsables de 'Velado' aseguran que para ellos ha supuesto «un gran orgullo poder ser partícipes de un festival con tanto renombre como la Seminci». «Aún siendo muy conscientes y alegrándonos de todo el recorrido internacional que está teniendo 'Velado', poder estar seleccionados dentro de la categoría que enmarca a nuestra tierra supone una emoción añadida, ya que nos permitirá compartir este momento con nuestros familiares y amigos», relatan.

Herminio Cardiel es todo un veterano en el festival, y asegura que para él «siempre es especial estar en Seminci», el festival con el que ha crecido y es, en cierto modo, «culpable» de su amor al cine. «Es de agradecer que te seleccionen. Cada trabajo es parte de ti y siempre gusta presentarlo en la ciudad donde has imaginado rodarlo (y donde lo has conseguido rodar). Compartirlo con la gente que te ha apoyado, el equipo que lo ha sacado adelante (que son vitales en hacer tus sueños realidad), la gente que te quiere... Agrada pensar que crecemos junto con el festival y que formas un poquito parte de su historia», reflexiona.

Por su parte, Quijano recalca que regresa al festival «con una inmensa ilusión», tras la «gran alegría» que supuso la mención del jurado por 'Marinera de luces' hace dos años. «En la Seminci me siento como en casa», asegura antes de manifestar su deseo de que «el cine de Castilla y León adquiera mayor relevancia» dentro del propio festival en esta nueva etapa, «siempre y cuando se cumplan los requisitos de calidad».

Por último, Santaolaya, que en 2019 compitió con 'Nuestra calle', coincide en subrayar que para ella es «un orgullo» regresar al certamen para presentar su trabajo en su ciudad. «Sin duda este es uno de los festivales que más ilusión me hace del recorrido del proyecto. Seminci ha sido siempre un referente para mí, es un festival con el que he crecido y del que presumo allá dónde voy por su longevidad, su prestigio y la calidad de sus propuestas», apunta antes de explicar que está ansiosa por ver hacia dónde orienta su futuro el certamen. «De momento, creo que se ha hecho una firme apuesta por el cine español y por hacer crecer el área de industria y estoy deseando ver cómo sigue creciendo y evolucionando un festival tan querido para mí», concluye.