Manuel Padorno: pintura y versos entretejidos

Su pintura, con una amplia muestra de dos series fundamentales, 'Nómada urbano' (en el espacio principal y la capilla de la antigua iglesia) y 'Nómada marítimo' (que se anuncia en el altar y se extiende por la sala de la primera planta), se acompaña con vitrinas cuyo contenido atiende a esas otras actividades no menos significativas del polifacético canario. Libros propios y otros ajenos, alumbrados por Ediciones JB -sello del que él «fue el alma» y su mujer, Josefina Betancor, «la artífice»-, además de fotografías, bocetos y diversos documentos cuentan la intensa vida de Padorno como autor y «animador cultural». De su relación con destacados escritores y artistas de la segunda mitad del siglo XX y su pasión por la arquitectura da fe el material seleccionado del archivo y la biblioteca personal de Padorno, depositados en la Fundación Jorge Guillén en 2019.

En ese fondo se guarda la historia del Taller Ediciones JB, que la institución que lo custodia califica como «un regalo, un tesoro de baratijas que no son tales, porque nos desvelan los gustos, las pasiones de Manuel, y también las obsesiones, y esa constatación -desde que uno asoma al universo luminoso del autor- de que Padorno es un artista global». En la capilla del espacio puede verse la foto de la reunión fundacional de la firma editora (Madrid, 1972), con los arquitectos Manuel de la Peña y Ulises Medina, el escultor Martín Chirino y el psicólogo Tomás Guadalupe, además de Josefina Betancor y Manuel Padorno, un grupo que ya da pistas de que la arquitectura y el arte serían asuntos principales de sus publicaciones.

Antes, en el primer lustro de la década de los cincuenta del siglo pasado, aún en su etapa canaria, Padorno se aliaba con otros autores que animaron la vida cultural isleña, entre ellos Manolo Millares, con quien editó la revista 'Astil', que puede verse en una de las vitrinas junto a material diverso que incluye manuscritos e inéditos, así como esbozos y apuntes para sus cuadros o dibujos de sus 'Machagos y monigotes'. Ya afincado en Madrid, entre 1965 y 1970 emprendería otra aventura editora junto al poeta Luis Feria, también canario: la colección 'Poesía para todos', que dio a la luz poemarios de Jaime Gil de Biedma, Ángel González, Francisco Brines, Ángel Crespo o José Ángel Valente.

Comisariada por Juan Manuel Bonet, Patricia Padorno -hija del autor- y el director de la Fundación Jorge Guillén, Antonio Piedra, y organizada por el Ayuntamiento de Valladolid, la exposición presenta «Un Manuel Padorno total», título del texto de Bonet para al catálogo, que subraya su carácter novedoso por ser «la primera en que son confrontadas su poesía, su actividad como editor y como tipógrafo, y su pintura». Lejos de concebir la creación en esos distintos campos como actividades estancas, los motivos de inspiración encontrados en lugares y artistas admirados se reflejan tanto en sus cuadros como en sus poemas. Así, Munch fue «objeto entre 1979 y 1884 de un ciclo de 11 'Nómadas urbanos', y más tarde de un 'Nómada marítimo'» y aparece «en su obra en verso, en «Oyendo a Europa», en 'Desnudo en Punta Brava'». Y Nueva York, «ya presentida» en el libro de «teatro poético» 'Oí crecer a las palomas', «constituyó una auténtica obsesión para él y estaría muy presente tanto en su poesía como, todavía más, en su pintura, en el ciclo 'Nómada urbano', en el que, como él mismo lo subrayaría, comenzó a crear su ciudad imaginaria», cita Bonet. El mismo término compartido por esas series pictóricas de referencia en su trayectoria preside su antología poética de 1990, 'El nómada sale', síntoma también de la imbricación de sus dos especialidades principales.

Del Espacio Manuel Padorno, dirigido por su hija Patricia en San Sebastián de los Reyes, llega para la muestra una selección de más de cuarenta cuadros, casi todos grandes formatos y parte de ellos nunca expuestos hasta el momento. Por esa «ciudad imaginaria» de 'Nómada urbano' discurre la primera parte de la exposición, entre obras dominadas por la verticalidad y el color, algunas solo numeradas y otras subtituladas con los motivos inspiradores. Entre ellas figura un gran tríptico de uno de sus formatos estándar, 210 x 1,50 centímetros, las singularizadas como «Noche de verano Munch», «Naturaleza muerta Munch» y «CanManhattan» o las que dejan ver otros de sus referentes, «Serie Giotto» y «Serie Manolo Millares».

El ciclo 'urbano', del que se cubre un periodo entre 1979 y 1984, continúa en espacio intermedio de la antigua capilla, con ejemplos de cuadros de menores dimensiones, además de mostrar una parte de la biblioteca de Padorno especialmente atenta a la arquitectura y el arte. En ese mismo espacio se proyectan dos audiovisuales, realizados por Miguel G. Morales, que hablan del pintor-poeta a través de entrevistas del escritor canario Álvaro Marcos Arvelo con Josefina Betancor ('La música callada') y con Martín Chirino, Rafael Canogar y José Caballero Bonald ('El mar era vivir').

Las obras del 'Nómada marítimo', fechadas entre 1985 y 1995, se anuncian con un ejemplo que preside el altar de la antigua iglesia, 'Carretera del mar Piet Mondrian', un gran acrílico sobre lienzo de 200 x 275 centímetros. La serie de obras, de formatos aún mayores que la anterior, en este caso horizontales, encuentra acomodo en la sala de la primera planta de la Pasión, que alberga otra vitrina con material de su archivo. El ciclo iniciado al final de su etapa madrileña se desarrolla fundamentalmente coincidiendo con su vuelta a Las Palmas en 1985 y, en palabras de Juan Manuel Bonet, «está integrado por cuadros de «tanteo azul» (bella expresión de Padorno, entrevistado por Juan Cruz: «La obra de uno no es un proyecto definido. Es un tanteo azul»), horizontales, panorámicos, algo que contrasta con la verticalidad reinante en 'Nómada urbano'».

Otra vitrina en ese espacio ilustra con documentos del fondo archivístico la vuelta al Atlántico de Padorno, que se plasma en las mismas portadas de sus maquetas artesanales ('El hombre que llega del exterior' y 'Una aventura blanca') y en los títulos y versos de sus poemarios ('El náufrago sale' y 'Desnudo en Punta Brava', editado por Hiperión con un dibujo suyo en la cubierta). Junto a bocetos y apuntes para las obras de esta serie, pueden verse también varias fotografías con el mar de fondo o del autor ante la máquina de escribir. En una de estas imágenes, el pintor posa de pie ante un cuadro en el que se tapa a sí mismo pintado, quedan a la vista en la pintura de la fotografía los artistas y amigos Manolo Millares y Óscar Domínguez. La obra original preside esta parte de la exposición y es la única en la que aparecen figuras humanas. Son 'The Monsters', en un lienzo de 200 x 287 centímetros, en el que los tres parecen emerger del mar.