Mañueco concluye que los «escándalos» del Gobierno «perjudican» a las empresas

El principal motivo de ese desasosiego es la «incertidumbre» que genera el Gobierno central con dichos «escándalos», afirmó para añadir después que, además, dañan la «reputación» del país y de las empresas españolas a nivel internacional. Así lo manifestó el también líder del PP autonómico durante la clausura en Valbuena de Duero (Valladolid) del Congreso de Empresa Familiar de Castilla y León, donde acusó también al presidente del Ejecutivo nacional, Pedro Sánchez, de dejar «desatendida la gestión política más elemental» y las «infraestructuras que demandan» los inversores y las compañías en la Comunidad.

En ese sentido, citó el Corredor Atlántico y proyectos ferroviarios y de autovías que aún están pendientes. Junto a él, en ese mismo acto, participó el presidente nacional del PP, Alberto Nuñez Feijóo, que se mostró también muy crítico con el Gobierno y habló de que la situación es «insostenible», después de que la UCO registrara la sede del PSOE en la madrileña calle Ferraz, el Ministerio de Transportes, la Dirección General de Carreteras y Adif.

«España no se merece vivir en una redada permanente y televisada» ni «esta decadencia», aseguró ante el auditorio, Justo después exigió al presidente del Gobierno su «dimisión», que «ponga fin a la espantada» y que convoque elecciones generales, tal y como ya habían pedido previamente tanto Mañueco como el presidente de EFCL, Isidoro Alanís, este último por segundo día consecutivo.

Así que ante este panorama el jefe del Ejecutivo regional comprometió el respaldo de la Junta a los empresarios con «ayudas directas» -180 millones en lo que va de legislatura-, apoyos en la financiación, la internacionalización o en las «dificultades por la crisis arancelaria». Pero también, dijo, con apoyos al relevo en los negocios, con hasta 20.000 euros; «estabilidad» y un Gobierno «con ganas de trabajar». Aseguró, también, haber «tomado nota» de las peticiones de los empresarios en cuanto a la reducción de la burocracia, el apoyo al mundo rural o en educación.

«Seguiremos avanzando», insistió porque «la empresa familiar es ejemplo de trabajo y buen hacer». En esa misma línea se pronunció Feijóo. Sobre esas compañías que nacen en los núcleos familiares afirmó que «arraigan», siempre «arriesgan», «no especulan» y «no tienen como objetivo fundamental el valor del Ibex». De hecho, señaló que estos negocios, que suponen el 92 por ciento del total, son «la economía real y productiva» y los que «ayudan a fijar población».

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  Por todo ello, rechazó «criminalizar» la iniciativa privada y recordó que han sido las comunidades autónomas las que han impulsado incentivos «sin artimañas». De ejemplo le sirvió alguna de las medidas desarolladas en Castilla y León, como la del relevo generacional. Con esa meta de estar «al lado de las empresas», Feijóo aseguró que aspira a que España «recupere el valor del esfuerzo» y «volver a poner en valor el ir a trabajar» para poner coto al absentismo.Además, si llega a La Moncloa, garantizó que se implicará en reducir la burocracia.

 «Por una ley aprobada derogaré tres», llegó a decir, además de que en el Ministerio de Trabajo y el de Seguridad Social llevará las riendas la misma persona. Otra de sus apuestas, que también figura en la ponencia política que aprobará el PP en su próximo congreso nacional de inicios de julio, es la de poner las mismas condiciones en los trámites a las firmas de 250 empleados que a las de 50, tal y como también le había demandado el máximo responsable de EFCL en su intervención.

 Recogió además el guante a la hora de defender una fiscalidad diferenciada por el mundo rural y afirmó que la administración pública tienen que integrarla «profesionales que saben» y no en función de su «carné de partido». «Tengo un proyecto para España», aseguró al auditorio, ante el que defendió que «en el caso de poder formar gobierno» llegará «aprendido» y que lo hará «mejor o peor», pero «no habrá ninguna posibilidad de meter la mano en la caja».

  Antes que ambos dirigentes, tomó la palabra Isidoro Alanís, quien insistió en que «no podemos seguir más tiempo sin que se nos dé el voto a los españoles», manifestó, antes de dejar claro su preferencia de que sea Feijóo el próximo presidente del Gobierno. Reducir la burocracia, conectar más la universidad y la empresa o acabar con el «falso absentismo» fueron las demandas de Alanís, quien defendió el papel de los negocios familiares en la economía. «Somos los que garantizamos el estado de bienestar, los que creamos empleo y los que pagamos impuestos. Y vamos a seguir trabajando por el futuro de esta región», resumió.