Otra vez la N-122

La Autovía A-11 es la cenicienta de los gobiernos españoles de las últimas décadas. Pasan los años y la obra se eterniza entre retrasos y gasto estéril de dinero en estudios que acaban por caducar en los cajones ministeriales. Y ahí seguimos, con una suerte de carretera transversal por la comunidad que es un Guadiana en forma de la sucesión de carretera general y autovía, que desespera a quién tiene que utilizarla. No es sólo un problema de seguridad, es un problema de necesidad económica, de atraso acumulado en las oportunidades y de tomadura de pelo a los habitantes de las zonas por las que transcurre.

Ya es osadía ministerial poner en valor que próximamente se adjudicará kilómetro y medio de la vía, cuando los zamoranos, vallisoletanos, burgaleses y sorianos, padecen retrasos sin explicaciones, obras que se paran sin que nadie diga una palabra. Así llevamos más de 20 años en Zamora desde que se dijo que hasta la frontera sería autovía y se iniciaron los estudios; y otros 20 en la parte soriana que, aunque es en la que ahora ve más obra, tiene tramos que todavía carecen de fecha para comenzar su desarrollo.

A veces a los habitantes de esta comunidad se nos tacha de victimistas y puede que haya razones para hacerlo, pero los políticos que se han encargado de gestionar las infraestructuras para esta tierra han hecho muy poco para evitarlo. Que vías tan importantes y tan esenciales para el territorio se eternicen sine díe es lamentable y que se la arrojen el fracaso unos a otros, con un descaró que sonroja, es toda una tomadura de pelo al ciudadano que es al que siempre se le pide el sacrificio.