El domingo, a votar

Basten algunos ejemplos. Oscar Puente, que acompañó a Pedro Sánchez en el mitin del PSOE en Valladolid, ajustó cuentas con Jesús Julio Carnero. Más parece que Puente estaba metido en unas elecciones municipales y tejió un discurso basado en la catástrofe que él entiende que supone para Valladolid su salida del Ayuntamiento. Del secretario regional del PSOE, Luis Tudanca, se puede decir algo parecido, porque sus intervenciones se han centrado en lo que pasa en el Parlamento y el Gobierno de Castilla y León, unido al lema general socialista de campaña: «Que viene la ultraderecha».

En el PP la cosa no ha sido diferente, porque la campaña ha sido Sánchez, Sánchez, Sánchez y solo Sánchez. Da igual al político que se escuche, la campaña se ha centrado en las políticas del presidente del Gobierno, el peligro de la desigualdad que supone para la comunidad leyes como la de amnistía o la permanente cesión a los nacionalistas.

Vox ha ido a lo suyo, que no es otra cosa que marcar al PP e indirectamente seguir haciendo lo que ya hace, echar una mano al PSOE cuando lo necesita, porque es una evidencia que sus políticas a quien benefician es al PSOE que ha encontrado en el miedo a la ultraderecha el mejor activo y el más movilizador para sus campañas.

El domingo veremos lo que dicen las urnas y cómo afectan los resultados a la agitada vida política nacional. Los dos grandes partidos han planteado estas elecciones como un test de su fortaleza electoral y nada hace presagiar que las estrechas diferencias que hoy dibujan las encuestas vayan a suponer un cambio en las dinámicas polarizadoras en las que estamos metidos. Con este ambiente hay pocos margen para el optimismo y pensar que el día después comenzará el trabajo en serio de una legislatura que hasta ahora resulta fallida.