ruido blanco
Ganar la calle
En esta sociedad rebaño ganar la calle es pastorear pancartas por las avenidas
A seis meses de las elecciones y en mitad de la primera crisis global de las redes sociales, los sindicatos y partidos políticos han decidido que, por fin, es el momento de ganar la calle. Se decía que ganar la calle precedía a llenar las ... urnas. A toda crisis le llega su protesta social y resulta curioso que tras el crack de la pandemia, los asfixiantes efectos de la guerra en Ucrania y el incesante hostigamiento que sufren las instituciones no hubiera habido ya una multitudinaria respuesta de pancarta. Para manifestarse hace tiempo que, como diría Sabina, «nos sobran los motivos» pero la calle es de la izquierda, la bandera de derechas y la Selección Española de todos. Aunque esta España miope no la gobierne la izquierda si no el sanchismo.
El debate público vuelve a pisar asfalto y a dejar inútiles los semáforos en rojo con el tráfico cortado. Así aparenta más sana nuestra democracia. Que las calles no se abarroten solo con loables carreras solidarias y devuelvan a los bares las tertulias sobre por qué pasa lo que nos pasa. A las manifestaciones (como a los mítines) solo van militantes y convencidos pero al menos su presencia en las plazas se mezcla inevitablemente con la vulgaridad de la rutina y rompe en muchos ciudadanos la burbuja social del pensamiento único de bolsillo. Preguntarse por qué gritan otros a veces es un primer paso.
Si al menos este resurgir de la protesta fuera una contestación a la dictadura de las redes sociales donde rendimos esa libertad de expresión que para Orwell era «decir lo que la gente no quiere oír». O un alarido de decepción ante la incapacidad de nuestros políticos para ofrecer soluciones y no solo respuestas. Sin embargo, este repentino arrebato es una guiada rebeldía electoralista. El domingo se manifiestan aquí los sindicatos por los «incumplimientos» de la Junta y contraprograma Vox ante «el Gobierno de la traición». El PP de Feijóo ultima su primera gira de movilizaciones contra la reforma de la sedición. Recorrerá casualmente las autonomías donde no gobierna. En esta sociedad rebaño ganar la calle es pastorear pancartas por las avenidas.