Isabel I, la reina que creó una monarquía universal

Para traer más luz sobre su figura y lo que representó políticamente, el catedrático de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales de la Universidad de León, Salvador Rus Rufino, ha publicado junto a Eduardo Fernández García la obra 'Un mundo en transformación. Biografía política de Isabel I de Castilla (1451-1504)'. 

En él analizan su vida y su reinado en el contexto de un mundo en transformación, marcado por el Renacimiento, la Reforma y la expansión europea, y abordan temas como la formación de Isabel I, su ascenso al poder, su política interior y exterior, y su legado. Los autores destacan, además, la figura de Isabel I como una mujer fuerte y decidida, que supo aprovechar las oportunidades que le brindaba su tiempo para convertir a Castilla en una potencia europea.

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Salvador Rus Rufino, que ha presentado la obra este martes en la Universidad Católica de Ávila, explica que el motivo por el que se publicó el libro es doble: «De un lado, comenzar a celebrar el 550 aniversario de la proclamación de la reina Isabel I de Castilla, que se conmemora en el año 2024», pero también «investigar sobre las ideas políticas que transformaron el Reino de Castilla en una monarquía universal de la mano de los Reyes Católicos».

Otra razón que impulsó a escribir el libro fue «mostrar la evolución de las ideas políticas de la reina desde la concepción de un reino patrimonial, su título era reina propietaria de Castilla, hasta constituir un reino global asentado en tres continentes: Europa, África y América» y que «este hecho exigió establecer una administración muy compleja, una unificación legislativa y una integración de territorios dispersos y con dificultades para conectarlos», por lo que, a su juicio, «realmente preparó a Castilla para convertirse en la generación siguiente en el primer imperio global y asumir el liderazgo de la política mundial».

El retrato de la reina que Rus Rufino realiza y como lo ha detallado es el de «una mujer adelantada su tiempo que supo asumir en toda su integridad cuales eran sus deberes y que supo evolucionar en su pensamiento político para poder conseguir la unión de unos territorios dispersos y que formaran una unidad política», una persona con un rasgo de carácter destacado: la «magnanimidad», demostrada en cuestiones como su decisión de que los indígenas de América fueran tratados como el resto de los súbditos de la Corona, como ciudadanos de Castilla.

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No se plantea que esas personas físicas puedan ser excluidos de ser súbditos de la Corona, «porque por encima de la condición de ser castellano o aragonés está la condición de ser hijo de Dios». O el ejemplo de respetar a quienes se opusieron a ella en la Guerra de Sucesión y fueron partidarios de Juana La Beltraneja, o en el trato dado a los musulmanes tras la conquista de Granada, permitiéndoles conservar propiedades, su lengua, cultura y religión, aunque determinara la expulsión de los judíos en 1492, siguiendo una tendencia, que, por otro lado, venía de Europa.

En palabras de Rus Rufino, «una mujer que tuvo luces y sombras en su reinado, nadie es perfecto», pero que, recordando a Aristóteles: «Es la persona de la que te puedes fiar moralmente, que es íntegra, aquella que hace lo que tiene que hacer cuando tiene que hacerlo y como se espera que lo haga; Isabel fue capaz de hacer eso».