Iñaki Arteta: «Si la gente va pidiendo a Otegi 'selfies' por la calle, el mensaje que se traslada es que no será tan malo el terrorismo»
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El director vasco reúne a jóvenes que no saben nada de ETA para que entrevisten a víctimas en 'Sin libertad. 20 años después', un documental a concurso en la Semana Internacional de Cine de Valladolid
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Iniciar sesión«¿Los jóvenes de ahora que saben del terrorismo?, Nada», afirma sin titubeos Inmaculada Iruretagoyena, que tuvo que sufrir en 1988 el asesinato de su hermano José Ignacio, concejal del PP de Zaratutz, al ser preguntada sobre el tema por una jovencísima periodista en ' ... Sin libertad.20 años después', el último trabajo documental del realizador Iñaki Arteta. Denunciar el «vacío» que ha dejado la presencia del terrorismo en nuestra sociedad «en forma de falta de memoria o ausencia de interés por recopilar información sobre esta época tan reciente» y «poner al día la situación de las víctimas del País Vasco» son dos de los objetivos que pretende el implicado cineasta en su nueva película, a concurso en la Sección Tiempo de Historia de la Semana Internacional de Cine de Valladolid.
El realizador de Barakaldo reunió a cinco jóvenes estudiantes de Periodismo, de edades comprendidas entre los 18 y 23 años y residentes en diferentes puntos geográficos de España, y les puso su documental 'Sin libertad', que realizó hace dos décadas y donde entrevistaba a varias víctimas del terrorismo para hablar de su vida diaria en el País Vasco cuando ETA mataba. Tras el visionado, encomienda a estos jóvenes documentarse porque ahora serán ellos quienes, 20 años después, harán las preguntas. Comenta el cineasta que «no» quisieron hacer un casting «muy amplio» ni volverse «locos» porque no se trataba de hacer un «estudio demoscópico o sobre la juventud». «Seleccionamos a chicos que prácticamente no tenían conocimiento de lo que había pasado y con ese planteamiento primitivo les invitamos a unirse a una propuesta que no les desvelamos al comienzo». «Quisimos rodear la película de una cierta espontaneidad en cuanto a la producción, la forma de grabar, el estilo narrativo...».
Revelado el misterio, fueron los propios jóvenes los que prepararon las entrevistas sin la «supervisión» ni de él ni de su equipo. Lo sugerente era «ver qué le interesaba a un chico joven que de repente conoce a una persona que ha pasado por algo traumático como es ser golpeada por el terrorismo».
De esta man, según transcurre el documental, los entrevistados comparten el dolor con unos jóvenes que en ocasiones ponen cara de estupefacción ante las revelaciones de éstos. «Sigue habiendo gente que nos odia», señala la hermana de José Ignacio Iruretagoyena, que además de sufrir el asesinato de su hermano, tres años después ETA colocaría una bomba en su tumba para intentar matar a la cúpula del PP.
También está el testimonio de Mari Mar Negro, cuyo padre fue asesinado en 1978 al estallar una bomba en la central nuclear de Lemóniz, donde trabajaba. «Estorbamos, yo no puedo llorar a mis muertos públicamente», sostiene delante del lugar donde ocurrió el atentado, al que confiesa que no había regresado desde que Arteta años atrás le hizo la entrevista.
En la película también intervienen Begoña Elorza y José Antonio Diez, los padres del ertzaina Jorge Díez Elorza, asesinado en 2000 a los 26 años cuando era escolta de Fernando Buesa. Los dos se someten a las preguntas de Pablo, de 18 años, el más joven de los 'entrevistadores', cuyo atrevimiento le lleva a cuestionar por cómo han podido seguir juntos después de que ambos le confesaran las maneras tan opuestas que tuvieron de afrontar el duelo: «Me resultó sorprendente cómo orienta la entrevista, de manera tan personal, preguntando directamente por los sentimientos de un padre y una madre entre ellos y las consecuencias que tuvo en su vida personal de pareja».
Eva Pato, la viuda del policía nacional José Santos, que se suicidó en 1994 en Pasaia, víctima de lo que se llamó 'Síndrome del Norte', es otra de las entrevistadas. Prefiere que no se vea su rostro, y tiene por norma no recoger a sus nietos del colegio: «Por mi seguridad y la de ellos», sostiene, admitiendo que «no tiene mucha relación» con la gente. Al día siguiente de enterrar a su marido continuó limpiando los despachos de la universidad, donde un profesor pidió que la cambiasen porque «olía a muerto». «Hasta hace poco más de tres años no podía ni hablar del tema», reconoce a la entrevistadora.
A las preguntas se somete también Santiago Abascal, que a finales de los 90 presenciaba cómo asiduamente amanecía quemada la tienda de ropa de su familia en Amurrio y los caballos de su finca con pintadas de 'Gora ETA'. «Me veo un poco blandito», ironiza cuando le pregunta respecto a la intervención en la película de Arteta, hace 20 años, del joven concejal del PP de Llodio. «Al entrevistador le pareció un planteamiento peculiar tener que hacerle las preguntas a alguien tan conocido como el actual presidente de Vox, pero se lo puso fácil y fundamentalmente se centró en lo que se pretendía en la película», sostiene el realizador vasco.
«Esta es una sociedad que ha vivido ovinamente», condena el líder de la formación verde. «Es verdad que si uno mira al pasado ve una escasez de grupos cívicos, y aunque los hubo que se posicionaron públicamente frente al terrorismo, eran poco numerosos. Digamos que la mayoría convivió con el miedo», añade Arteta.
Mucho temor
«Sigue habiendo mucho temor», sostiene al respecto Abascal, que coincide en la denuncia con el resto de las víctimas. «Yo creo que ese miedo, esa precaución, esa sensación de vivir en una tierra todavía hostil es común. Nadie, además, quiere hablar de ello. Por debajo de una aparente normalidad hay una capa de inquietud y, sobre todo, la falta de reconocimiento a la víctima», añade Arteta.
«Ahora estamos otra vez en la época en la que estorbamos», señala al respecto Mari Mar Negro. «Es cierto que ahora el tema de las víctimas es algo de lo que no se ocupa nadie. Se dan por amortizadas», apunta el cineasta, quien cree que «hay un diseño enorme y bien planificado que lleva a que los terroristas, incluso los asesinos múltiples, sean tratados de una manera exquisita».
¿Y en el futuro cómo será? «El planteamiento básico es trasladar a los jóvenes quien se saltó la raya de no respetar la vida de los otros, y eso es lo que tiene que quedar para la historia. Me parece más interesante que aprendan eso a cuántos días estuvo secuestrado Ortega Lara. Deben conocer los valores que encierran las víctimas y los contravalores que ocultan políticas independentistas y ultranacionalistas», responde el realizador.
¿Y cómo pueden contribuir películas como ésta a esa enseñanza?: «El cine es un vehículo cultural de primer orden. Ojalá sirva para que más adelante se pueda entender qué ha pasado aquí desde un punto de vista no ideologizado», sostiene el realizador.
Muchas historias que contar
Tras las entrevistas, los estudiantes de periodismo ponen en común su conmoción y sorpresa ante una realidad que no conocían. «Hay mucha gente que ha sufrido en este país y con muchas historias que contar. Simplemente tenemos que escuchar», llegan a reflexionar al respecto.
Sin embargo, a juicio de Iñaki, a estos jóvenes no se les están dando los cauces necesarios para conocer esta parte de nuestra historia tan reciente: «A una educación cada vez más alejada de conceptos humanistas como la historia se suma que la realidad política de nuestro país lanza mensajes como que los terroristas no deben ser perseguidos, si no tratados con mimo para que vuelvan a sus pueblos». «Si los mensajes del brazo político de los terroristas están presentes en la política de la nación, aunque sea de forma inconsciente, los jóvenes van a percibir que tampoco es tan malo el terrorismo. Si la gente va pidiendo 'selfies' a Otegi por la calle, el mensaje que se traslada es que tampoco el terrorismo es tan espantoso».
Aún así, Iñaki Arteta no pierde la esperanza porque ahora las nuevas generaciones «tienen posibilidad de formarse» y «a partir de cierta edad a uno le interesan las cosas del pasado». «Luego, la mayoría suele espabilar (ríe) y serán ellos, quienes convertidos en historiadores, periodistas o directores de cine indaguen en esta cuestión para contar historias relativas a la verdad, pero mientras tanto mis películas estarán ahí».
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