un incendio calcina la empresa agroalimentaria
«Impotencia» entre los trabajadores de Cascajares: «Todavía estamos en proceso de negación»
Los trabajadores de la factoría en la localidad palentina de Dueñas presencia cómo se quema la planta: «Es muy duro»
Rostros compungidos. Alguna lágrima escapándose por los ojos. Varios trabajadores digieren la mañana a las puertas de Cascajares, viendo cómo la empresa en la que hasta ayer trabajaban se consume pasto de las llamas. Apenas les salen las palabras y prefieren no hablar mucho. « ... Todavía estamos en un proceso de negación», dicen incrédulos al ver cómo todo el complejo se ha reducido a cenizas, tras horas ardiendo y aún con bastante tiempo para que el fuego se dé por extinguido, con varias dotaciones de bomberos todavía vertiendo agua y abriendo «gateras» en las paredes de metal para poder atacar el fuego también desde el exterior.
El almacén del empaquetado de los productos de la firma afamada por sus pavos, capones o pulardas es donde pasadas las horas centra los trabajos de los bomberos avanzada la mañana, una vez que el contiguo ya colapsó y no queda nada y en ése también se desplomó el tejado. En el interior, papel y más papel que ya dan por hecho que tardará horas en consumirse.
«Es duro. Muy duro», coinciden varios empleados de la factoría palentina, viendo con «impotencia» cómo su medio de vida ha quedado en nada. Aún así, afirman estar «tranquilos» porque desde la empresa les han «dado seguridad» de que su intención es volver a levantar la factoría en la que actualmente trabajaban unas 60 personas, buena parte jóvenes, de la localidad palentina de Dueñas donde están las instalaciones, el entorno, Palencia capital y Valladolid.
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«Entraba a las seis» y los del turno de noche avisaron a sus compañeros del suceso, dice uno de los empleados que no ha podido cumplir con su labor, pues las llamas han acabado con su puesto de trabajo.
Al parecer, según el primer aviso, el incendio ha comenzado dentro del recinto, pero en el exterior, desde donde se ha propagado hasta afectar a todas las naves y las oficinas.
Una llamada sobre las 3.00 de la madrugada daba la alerta. Entre los primeros en llegar, Alberto, un bombero voluntario del parque de Venta de Baños, el más cercano y al que llegó la alerta. Una vez en el lugar junto a otros dos voluntarios se percataron de que la «intervención era más compleja» que lo alertado, así que llegaron otros, «según el protocolo»: Baltanás, profesionales de la Diputación de Palencia y Ayuntamiento de la capital. «En principio era más sencillo». Sin embargo, por motivos que se están investigando, las llamas saltaron de ese exterior hasta el complejo fabril y las oficinas hasta reducir todo a cenizas.
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