por mi vereda
Tiene razón Pablo
«Cuidar la democracia, que es como un delicado cristal que se puede quebrar en mil pedazos»
Valladolid
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Iniciar sesiónDice Pablo Iglesias que se equivocó al apostar por Yolanda Díaz. «Me arrepiento de haberle entregado tanto poder sin haber dejado ligado un proceso democrático», asegura el ex líder podemita, que carga de nuevo contra ella porque, según explica, ha trabajado para destruir a Podemos ... aliándose con mafiosos y con sus enemigos más evidentes. Una traición. He aquí un hombre consciente de sus fallos –arrepentidos quiere el Señor, aunque sean ateos–, además de decepcionado con compañero/as que consideraba amigos. Mientras, en el lado opuesto se halla la vicepresidenta segunda del Gobierno, siempre empoderada, que sobreactúa y viene a ser como la sonrisa forzada y forzosa del régimen bolivariano que tenemos en ciernes. No por casualidad José Solís también fue unos meses ministro de Trabajo, de manera que habrá que estudiar por qué estimula esa cartera el rictus cordial entre sus titulares.
Nuestra omnipresente Yolanda Díaz acaba de dejarse ver por Salamanca. A pesar de su penosa oratoria y de sus notables dificultades para la sintaxis elemental sujeto-verbo-complemento, aun cuando por edad proviene del sistema EGB-BUP-COU, la política ferrolana es una mujer cultivada a la que le gusta la literatura y ese horizonte que solo se puede contemplar desde Galicia, no desde la España interior... Ya ven qué desgracia. Por ello, acudió a la entrega del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, un galardón surgido en 1992 y que otorgan Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca para reconocer a las figuras más importantes de la poesía en español y portugués. Este año, la premiada ha sido la poeta y novelista nicaragüense Gioconda Belli, que atesora una gran amistad con la vicepresidenta y recibió el reconocimiento de manos de la reina emérita en el Paraninfo de las Escuelas Mayores. Ahora vive exiliada en España, tras ser despojada de su nacionalidad por criticar los atropellos del sandinista Daniel Ortega, con el que colaboró en su juventud, al que tilda de corrupto y represor. La compatriota de Rubén Darío simpatiza con Sumar y se deshace en elogios hacia Díaz. Tanto que le dedicó un poema: «Consejos para la mujer fuerte». No se puede ser poeta sin militancia de izquierdas, porque te quedas en un Pemán del montón. El pasado mes de abril, en la presentación de las candidaturas a las elecciones, Gioconda Belli confesó que querría ser española para tener una líder como ella, «por ser una mujer con capacidad para respetar el pensamiento de los demás». En pleno mitin, la escritora se creció al asegurar que hay que «cuidar la democracia, que es como un delicado cristal que se puede quebrar en mil pedazos». Sentencia que chirría bastante con la realidad de un Ejecutivo Frankenstein al cubo en el que está Sumar, sin respeto a la Constitución, sin separación de poderes y sin igualdad de españoles ante la ley. Paradójico, pero a Yolanda no le gustan los procesos democráticos. Mola más la soberanía popular. Tiene razón Pablo.
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