Hombres del tiempo

Sobre la base de un elemental mapa de isobaras hecho a tiza que luego se fue completando con la imagen de la Península Ibérica desde el satélite Meteosat, que ya permitía al personal distinguir borrascas, frentes, cielos nubosos y despejados, Medina tuvo el don de transmitir sus conocimientos y previsiones con objetividad, en un formato breve y práctico. Nada de rollos ni de protagonismos innecesarios. Primero mostrando solo su brazo, y luego la mitad de su cuerpo con la ayuda de una varilla en su mano, para apuntar a la Cornisa Cantábrica, al Valle del Ebro o a la Meseta Sur, porque aún no existía la taifa autonómica. Le sucedieron Pilar Sanjurjo, Paco Montesdeoca, Charo Pascual, José Antonio Maldonado... Este último, también físico y continuador de su escuela, lamentaba hace ya algunos años que la audiencia «llame meteorólogo a cualquiera». No es lo mismo saber interpretar un mapa o afinar una predicción que leer un texto en el telepronter, como tampoco es lo mismo torear que dar pases.

La consolidación en España de la televisión espectáculo, en su empeño obsesivo por considerar bobo al público –el mismo vicio de muchos políticos actuales–, también ha afectado de lleno a la información meteorológica. En un sobreactuación rayana con el histrionismo, se ha impuesto el perfil del presentador que no para quieto por el plató, cual zascandil, con una explicación de los fenómenos atmosféricos dirigida a niños. Eso, en la forma, pero en el fondo de los contenidos y conceptos la cosa no va mejor. Durante el presente mes de enero, con las lluvias copiosas de la borrasca 'Irene' y el frío polar con nieve de 'Juan', que el caso es poner nombres, se nos vende como hecho inédito que en Soria habrá mínimas por debajo de 10 bajo cero. Algo que no debería ser noticia porque resulta lo habitual en un crudo mes de enero, el más severo del invierno, como siempre. Lo extraordinario llegará cuando en esta provincia, como en Teruel o buena parte de Guadalajara, se alcancen los 25 grados sobre cero por estas fechas. Entonces, además de la noticia, estaremos ante el verdadero desastre climático.