por mi vereda
Felpudo de delincuentes
La opinión de Diez la comparten millones de españoles hartos del victimismo y el chantaje de dos partidos que sumaron 855.517 votos en las elecciones generales
Comprensión lectora
Duele el alma
El alcalde de León, José Antonio Diez
Bolaños se lo tiene que hacer mirar. Porque asquea el servilismo babeante de este sujeto con aire de seminarista postconciliar ante su jefe de filas. Qué poquita dignidad la del ministro de Justicia, ascendido por la gloriosa hazaña cívica de desenterrar a Franco hace ya ... cuatro años y viviendo desde entonces en el onanismo permanente que dictan Moncloa y Ferraz. Vaya manera de tomarnos por tontos los ciudadanos al afirmar, impostando la voz y entre aspavientos, que la amnistía llena de orgullo al Gobierno cautivo de golpistas, que será un referente mundial, que marca historia por venir de un PSOE valiente, que servirá para avanzar en una nueva etapa de convivencia... No sigo ya porque entre mantras absurdos y jaculatorias de argumentario fútil uno se queda desfondado. Pero eso sí, como es consciente de que genera rechazo en buena parte de la opinión pública, pide tiempo para comprobar sus efectos positivos.
También entra en la artillería pesada de la propaganda oficial la ministra de Igualdad, Ana Redondo, profesora de Derecho Constitucional para más inri, quien dice que la Ley recoge la voluntad de la ciudadanía y servirá como herramienta de reconciliación. ¡Hay que tener cuajo! Salvo que entiendas por ciudadanía el grueso de los votantes de Junts y ERC, y por reconciliación intimidar a los jueces mientras se siguen dando pasos hacia la autodeterminación. Entre tantos corifeos, el eco de las voces críticas empieza a escucharse un poco más dentro del propio partido. Ya no es solo la vieja guardia. Ni tampoco García Page con sus habituales avisos a navegantes. Ahora habla claro el alcalde de León, José Antonio Diez, quien asegura que la Ley de Amnistía no es lo más conveniente. Primero, porque la gente de a pie le para por la calle y justificarlo no tiene un pase. Segundo, porque ha habido una falta de debate interno en los órganos del partido. Tercero, y motivo más rotundo, «porque se da la sensación de estar plegados a los de siempre». Ahí da en el clavo.
«Hay una parte de España que estamos ya muy cansados de sufrir las consecuencias de que ciertos territorios hayan controlado y dominado históricamente. También como consecuencia de la Ley Electoral que tenemos, que debería reestudiarse, porque si no, seguiremos siempre así». La opinión de Diez la comparten millones de españoles hartos del victimismo y el chantaje de dos partidos que sumaron 855.517 votos en las elecciones generales de julio, responsables del ambiente irrespirable de confrontación y corrupción sistémica que hunde Cataluña. Un alcalde que ganó la confianza de los militantes con el aparato en contra y que le recriminó públicamente a Ávalos, en una visita como ministro a León, por no cumplir sus compromisos, lo que le valió las amenazas de Koldo. Todo por anteponer el interés de su ciudad al de su partido. Un tío serio que ennoblece la política, cuando otros prefieren ser felpudo de delincuentes.