Por mi vereda
Duele el alma
El Gobierno central, el que no deja a nadie atrás, nos margina de nuevo frente a otras regiones
Buenismo al límite
Soplar y sorber
Óscar Puente
Ha sido llegar Óscar Puente al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible –sin este adjetivo nos vamos directamente al guano-, hace tres meses justos, y los anuncios de inversiones millonarias de su departamento por buena parte del territorio nacional se suceden mañana, tarde y noche. ... También domingos y festivos. Diversas actuaciones para afianzar el puerto de Algeciras, 1.775 millones de euros. Plan de Cercanías de Asturias, 1.586 millones. Plataforma ferroviaria y estación de Lorca, 400 millones. Plan de Rodalies de Cataluña, 4.600 millones para responder a las necesidades de los ciudadanos de esta región, que son de primera y no tienen agua cuando les baña por el sur el Ebro, el río más caudaloso de la Península Ibérica. Todo se va en el gulag lingüístico, las embajadas y el servicio doméstico del prófugo Puigdemont. Eso sí, que la red de cercanías se transfiera en perfectas condiciones pagada por todos los españoles.
Entre tamaña lluvia de inversiones, unas veces tromba y otras calabobos, el locuaz Puente ha asestado esta semana dos golpes duros a su tierra, Castilla y León, «ese geriátrico al aire libre». El martes explicó que la reapertura del ferrocarril directo Madrid- Burgos, una reivindicación justa de las instituciones y las empresas de esta provincia, tiene un coste de 1.300 millones de euros. Cifra desmesurada para dar servicio a la sierra pobre de Madrid, el nordeste de Segovia, Aranda y Lerma, si bien en este último tramo aún conserva el tráfico de mercancías. Pero las cuentas no salen, según cálculos de especialistas. Sergio Ibáñez, doctor ingeniero de caminos, apunta que el coste es desproporcionado, sobre todo en lo concerniente a la electrificación de la línea. Por su parte, el ingeniero industrial Julio Moreno señala que se puede emplear tracción mixta eléctrica-diésel, por lo que ese dato no concuerda con otros anteriores.
El viernes, en Valladolid, el actual ministro tuvo otra jornada hosca. Que el soterramiento es una milonga imposible desde la perspectiva técnica y económica porque así lo recoge un estudio de una directora general de ADIF. Que tenemos que ser mayores y asumir como solución adecuada la integración, un apaño de 330 millones frente a los 1.570 de eliminar el trazado en superficie con diecinueve años de obras. Además, lamenta que el alcalde, Jesús Julio Carnero, vaya a reuniones de este calado con las manos en los bolsillos. Este, lógicamente, no renuncia al proyecto fundamental de ciudad que supone eliminar cinco kilómetros de barrera, pide reflexión y un segundo informe, y cuantifica el coste en unos 105 millones de euros por kilómetro. En todo caso, la verdadera integración es enterrar las vías, como ya están en numerosas ciudades. Lo hace el Ministerio hasta en Montcada i Reixach, municipio barcelonés de 35.000 habitantes, por 540 millones. ¡Y sorteando un acuífero! Lo de siempre. El Gobierno central, el que no deja a nadie atrás, nos margina de nuevo frente a otras regiones. Duele el alma.