Suscribete a
ABC Premium

por mi vereda

El Cid cabalga

Paisajes hermosos de llanura, serranía y montaña. Paisanaje singular de labriegos, arrieros y curas. Con un patrimonio monumental único, reflejo de los pueblos que lo habitaron.

Fábula del cangrejo okupa

La bandera de Japón ondea junto a la de la provincia de Soria en el albergue municipal de Gormaz PERFIL DE TAKAHIRO NAKAMAE
Ignacio Miranda

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La fascinación que ejerce España sobre los extranjeros viene de lejos. Durante el siglo XIX comenzaron a llegar algunos viajeros europeos y norteamericanos, al calor del movimiento romántico, en busca de un país atrasado, ribeteado con rasgos exóticos, casi orientales. Paisajes hermosos de llanura, serranía ... y montaña. Paisanaje singular de labriegos, arrieros y curas. Con un patrimonio monumental único, reflejo de los pueblos que lo habitaron. Como aquellos viajeros eran además tipos instruidos y curiosos, plasmaron en papel cuanto observaban por la piel de toro. Al francés Théophile Gautier le aquejaba una cierta frustración por no haber sido asaltado por alguna partida de bandoleros en sus andanzas por los caminos. Al diplomático estadounidense Washington Irving, además de quedar cautivado por La Alhambra, le sorprendió la idiosincrasia de unas gentes con tendencia «al arte de no hacer nada», siempre que tengan sombra en verano y sol en invierno. Mientras que George Borrow, Don Jorgito el Inglés, que convivía con gitanos y llegó a entrar en el trullo, firmó magníficas descripciones costumbristas y censuraba rasgos cerriles del catolicismo, amén de su credo protestante.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia