el otero
Jóvenes trabajadores
Las empresas tienen la responsabilidad de desperezarse y ejercer de trampolín para que los chavales puedan materializar sus conocimientos y ponerlos en el mercado
Cambio de togas
Décima provincia
El presidente de la Empresa Familiar de Castilla y León, Isidoro Alanís, cuando era más joven aún, determinó que en la vida hay que hacer las cosas que hay que hacer aunque sean una locura. Lo era en efecto ponerse el mundo por montera creando ... una empresa de cambio de moneda en aeropuertos de todo el orbe, que nació en la frontera de Fuentes de Oñoro y se ha extendido por todo el globo. La locura y la cordura conviven en la antesala del éxito. Y así le ha ido. Pues bien, Alanís reclamaba esa pulsión emprendedora para nuestros jóvenes durante la asamblea de la asociación el viernes pasado. Que no todos los trabajos están en el sector público, como a veces piensan algunos jóvenes y no tan jóvenes.
Es un apercibimiento oportuno aunque en nuestra Comunidad podemos presumir de pericia como la suya: ocupamos el tercer lugar en el mapa del talento en España según Cotec. Y la Formación Profesional, ese caladero de capacidades tan fecundo, establece que casi nueve de cada diez estudiantes encuentran empleo el primer año y la mayoría en su provincia.
En esa intersección convergen las empresas y las administraciones. Nunca se hará lo suficiente por aunar estos dos ámbitos. Las empresas tienen la responsabilidad de desperezarse y ejercer de trampolín para que los chavales puedan materializar sus conocimientos y ponerlos en el mercado. Esa simbiosis es cada vez más necesaria.
Castilla y León se sitúa en el pódium nacional en el balance de entradas y salidas de estudiantes junto con Madrid y Cataluña: este curso, 11.000 universitarios más, segunda región con capacidad de atraer a alumnos de grado y tercera en los de máster, según Rocío Lucas, consejera de Educación, que tiene este asunto bien trabajado porque supone la importación de talento desde otras regiones que luego permanece aquí.
Alanís reclamaba que los jóvenes trabajen en la empresa privada para consolidar el estado del bienestar. Nada ocurre sin empresas y nada fructifica si no es en entornos económicos estabilizados. La gestión del talento juvenil es obligación de todos, ahora que parece que algunos políticos se ocupan sólo de lo que hacen otros políticos. La endogamia solo ha traído problemas de supervivencia entre quienes la han practicado.
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