el otero
El chollo vasco
Las haciendas forales son una de las principales fuentes de desigualdad en este Estado asíncrono en que se ha convertido España
Evidencia de la ausencia
La radio venerable

Experimentamos estos días de Declaración del Impuesto sobre la Renta la desagradable sensación de que hay muy pocas cosas que desgraven. Recordará usted, amable lector, aquellos días en que construir un plan de pensiones para la jubilación traía a cuenta. Y no olvidará el tijeretazo ... gordo que han sufrido. El golpe llega al rescatar esos fondos y enfrentarse a la amarga realidad de tener que tributar las ganancias generadas por su revalorización como si fueran fruto del trabajo, cuando en realidad ya son simplemente rentas del capital.
Dolores que no se aplican en el caso del País Vasco. Allí, la gran ventaja que otorga el régimen foral acaba de concretarse en una reforma que hace aún más atractiva -y ventajoso- ahorrar en planes de pensiones. Como leímos ayer en una información puntual publicada en ABC, los jubilados vascos no tributarán lo rescatado como rentas del trabajo, sino como rendimientos del capital. Solo tendrán que integrar el 60 % de la ganancia, en lugar del 100 %, y, además, contarán con generosas exenciones si optan por cobrarlo en forma de renta. Un auténtico oasis fiscal para el ahorro privado de cara a la jubilación.
Mirándoles con sana envidia, quienes vivimos en regiones de régimen común, como Castilla y León, carecemos de la capacidad fiscal que sí disfrutan de ellos. El Ministerio de Hacienda, siempre ávido recaudador, no va a aflojar ni un euro, aunque todos coinciden en que resulta injusto que la revalorización de los planes de pensiones se considera renta del trabajo. Y es perjudicial -como bien señalan en Euskadi- la escasa generalización de la previsión social complementaria entre quienes menos pueden ahorrar. Un oasis que supone una competencia desleal para comunidades limítrofes como la nuestra, que no disfrutan de pares ventajas fiscales.
Las haciendas forales son una de las principales fuentes de desigualdad en este Estado asíncrono en que se ha convertido España. Pero cuando el desdoro llega a las jubilaciones, el asunto es peor: se desincentiva el ahorro a medio plazo y se penaliza a los ciudadanos por su lugar de residencia. Esta sería la famosa igualdad entre los españoles. Y mientras, entre Koldos, rescoldos, Rinconete y Cortadillo, los vascos siguen a su rollo, colándonosla a los demás.
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