Un berenjenal

Algunos economistas sagaces, de los que no se conducen por las apariencias, advierten que es precisamente lo que pretende: abocar a su país a una recesión exprés para bajarle los humos a una economía estresada para que vuelva a crecer. Y en esa poda nos incluye a los demás. Arrastrar a Europa a una crisis con estrategias arancelarias les permitiría a ellos producir cosas que ahora producimos nosotros.

Y eso tiene especial relevancia en el automóvil, puzle tecnológico de cuyo ensamblaje dependen sistemas económicos enteros, véanse los polos industriales de Valladolid, Burgos o Palencia. Pero también concierne a otras muchas: el 50% de las empresas familiares encuestadas por su Asociación consideran que los aranceles anunciados por Donald Trump son una amenaza para su evolución. El campo dice que los productos más afectados por las exportaciones a Estados Unidos son los de alta calidad, como el vino, el queso y el jamón, que se exportan significativamente a ese país. Y la crisis de los aranceles ha llevado a una caída en los precios de los cereales en las lonjas españolas.

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Ignacio Fernández

on solo algunos ejemplos. Lo malo es que es difícil actuar de modo inmediato. La escasa fuerza de la Unión Europea, con una dirigencia atomizada al extremo, y el nulo ascendiente sobre la nueva administración de gobiernos como el nuestro, dificulta extraordinariamente la tarea. Es hora de ponerse las pilas y tomar medidas. Necesitamos estrategias a largo plazo, porque este problema no se resolverá de la noche a la mañana. No podemos esperar resultados distintos haciendo lo mismo, y la verdad es que necesitamos el apoyo de los grandes, ya que los pequeños no pueden permitirse enfrentar estos desafíos por sí solos. Esperemos que lo de Lingotes no sea un vaticinio, sino solo un escollo.