el otero
El Banco Herrero
León es Sabadell/Herrero y lo seguirá siendo, para tranquilidad de quienes temían perder ese marchamo y esa asociación
El centro en la diana
Los Campeadores
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Iniciar sesiónSi en la derrota de David contra Goliat existe algo de romanticismo esencialista, en León la claudicación del BBVA, gigante filisteo, a manos del 'David' Sabadell tiene una derivada adicional que esconde una moraleja de gran calado: el Banco Herrero, hermanado con la entidad catalana ... desde principios de los años dos mil, no solo comparte redes y actividad, sino que incluso exhibe en su nombre la integración. León es Sabadell/Herrero y lo seguirá siendo, para tranquilidad de quienes temían perder ese marchamo y esa asociación.
Las Cámaras de Comercio de la provincia, junto a los empresarios de la Fele y del Círculo, se habían manifestado -en efecto- contrarios a la operación porque temían perder la doble identidad. Así se reivindicó cierta forma de hacer banca. Ignacio Herrero fundó la entidad el siglo pasado como prolongación de su actividad comercial en el textil y, desde esas oficinas, se extendió para ofrecer servicios bancarios a miles de leoneses. Fue capaz de generar empatía con la sociedad de las ciudades donde se implantó. Tan fuerte fue la vinculación del Banco Herrero con León que nunca pudo perder su nombre, convertido en apellido cuando fue adquirido por la entidad sabadellense.
El Herrero fue una historia de éxito, la antigua banca, cuya grandeza era ser pequeña y cuya distancia era la cercanía. Ignacio Herrero Buj estableció la presencia del banco en León en 1860 con una red comercial y financiera muy permeable, con orientación minorista propiciada por los antecedentes comerciales de la familia fundadora. Tuvieron gran éxito en muchas provincias, pero no tanto como en León.
Hay un público para las 'fintech' y las criptomonedas, como hay motivos para defender que, con más tamaño, los bancos adquieren mayor solvencia. Sin embargo, permanece vigente el sentimiento de pertenencia al banco de proximidad, el de toda la vida, cuyos empleados -casi de la familia- se saben de memoria los cuatro últimos dígitos de tu cuenta corriente, los recibos que tienes domiciliados y la certeza de que el dinero que les estás pidiendo prestado es para pagar la boda del chaval y las «letras» de la moto. A veces, el banco es la expresión de un sentimiento, aunque parezca incompatible.
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