Hakuna, el huracán de fe que mueve a los jóvenes
Burgos, Valladolid y Salamanca reúnen a medio millar de jóvenes en un movimiento que pretende «hacer lío»
«Rezamos cantando y cantamos rezando. Las canciones educan el alma»
Patricia Hernández
VALLADOLID
La iglesia está prácticamente a oscuras. Todos son jóvenes y están de rodillas. Sólo el altar está iluminado con velas para poder ver al Santísimo. Con los primeros acordes, comienzan las canciones y la alegría y la emoción se desbordan. Es la hora santa de ... adoración que, una vez a la semana, en distintas localidades, organiza el grupo Hakuna, un movimiento que, como el nombre de una de sus canciones, se ha convertido en el 'huracán' que mueve la fe en esa horquilla de edad que llega hasta los 30.
Castilla y León reúne a medio millar de personas que participan en las diversas actividades que organiza Hakuna. Salamanca, desde 2018, suele congregar a medio centenar en su hora santa todos los jueves en el convento Madre de Dios. Valladolid lo hace desde 2017. Primero fue en la iglesia de Santiago y ahora, en la Basílica de la Gran Promesa, donde el encuentro supera los cien participantes. Burgos es la ciudad que aglutina un mayor número de actividades y acciones, que se llevan a cabo desde 2019, y en las que se dan cita hasta 350 personas.
Hakuna se ha convertido en todo un fenómeno que arrastra a jóvenes entre 18 y 30 años. El Papa Francisco los ha definido como «una familia eucarística» que nació en Río de Janeiro en la Jornada Mundial de la Juventud de 2013, de la mano de José Pedro Manglano, tras una clara y escueta petición del Pontífice: «Hagan lío». Este movimiento está activo ya en 35 ciudades en España; 15 en Europa; 11 en América, y una en Corea. También ha ido creciendo en participantes e innovando para ir sumando. Los 'revolcaderos' son grupos de 10 o 15 personas que se reúnen cada quince días en torno a un tema que prepara uno de los integrantes para que los demás se «vuelquen» en él. El 'compartiriado' son 'escuelas de vida', proyectos sociales con colectivos en situaciones de vulnerabilidad cuya esencia es compartir. «No se trata de dar, sino de crecer juntos», explica Berta Rodríguez, responsable de Hakuna en Valladolid.
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Las horas santas son una de las actividades que más seguidores mueve y que más visibilidad da. Es un encuentro a la semana, en alguna parroquia de la ciudad, que permite durante una hora orar y cantar las canciones del grupo musical Hakuna. Se trata, en definitiva, de utilizar la música para orar. «Vivimos lo que cantamos y cantamos lo que vivimos», declara Berta Rodríguez, de forma que con los acordes musicales se busca «recordar al mundo la belleza de la vida». La canción más conocida es 'Huracán', cuya reproducción en TikTok batió muchos récords. En las tres provincias -Burgos, Salamanca y Valladolid- Hakuna ha surgido después de que sus impulsores participasen en alguna de sus actividades en otras localidades, por lo que sintieron la necesidad de «seguir viviendo» esas experiencias «allá donde vayan», comentan los coordinadores.
La capital burgalesa es la ciudad con más participantes (350), un grupo del que forman parte desde familias enteras a jóvenes o senior. Isabel Heras aclara que están representadas todas las edades porque de lo que se trata es de «vivir sencillamente todos por todos».
«Para reflexionar»
«Yo no soy creyente y hacía años que no iba a una misa», comenta Pablo, integrante del grupo de Valladolid, que lleva más de un año participando. Recalca que «no es necesario ser creyente», por lo que le dio una oportunidad a este movimiento juvenil. Para este seguidor, encontrar una hora de silencio a la semana «ayuda a desconectar y reflexionar», aunque confiesa que donde más 'conecta' es con las canciones. Su compañero Christian reconoce que, al principio, «no entendía, no sabía qué hacer» en su primera 'hora santa'. Sin embargo, lleva ya un año participando, un tiempo que define como un «periodo de progresión» que le ha ayudado a «acercarse a la Iglesia».
Para Paula, que entró en el movimiento a través de la música, «canción tras canción conectas con Dios y su mensaje», y además «las letras te ayudan a rezar y expresarse». Carmen y Álvaro se han criado en un entorno donde la religión siempre ha estado presente. «Llega un momento en el que lo tienes que hacer por ti y no por que quieran tus padres», detalla la primera antes de reconocer que esta reflexión le hizo dar el paso para investigar y tomar la decisión de participar en Hakuna.
Álvaro empezó a ir por su grupo de amigos hace tres años y coincide en que la hora santa para ambos es un momento de «parar, reflexionar y tomar decisiones importantes». Los dos son conscientes de que esta novedad está permitiendo que los católicos tengan una «imagen de normalidad en la sociedad». «Ya no te sientes un pringadete», añade Álvaro. A pesar de que cada uno lo vive de una manera, todos se muestran de acuerdo en que las canciones les ayudan a estar más cerca de sus creencias y a «arrodillarse ante el prójimo, ante la vida y ante el mundo».
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