El PSOE no tiene solución

La podredumbre sólo se resuelve amputando. Ya veremos si basta con amputar a Pedro Sánchez o ya es tarde y es todo el PSOE el que cree que las cosas se pueden hacer así, es decir, pensando sólo en el beneficio propio. Pensando que todo sirve con tal de seguir en el poder, que España es una nación de naciones, que los hijos son del Estado y no de los padres, que en el País Vasco la reparación pasa por pensar que todos fueron víctimas –unos de los terroristas y otros del Gobierno–. Y no que unos eran asesinos, exactamente los que ahora van en listas y los otros víctimas que pusieron la nunca y el valor sobre el que se sustenta nuestra democracia. El votante del PSOE es, por encima de cualquier cosa, un tipo que no votaría nada más porque su opción política tiene mucho de dogma de fe. De creer que a Pedro Sánchez lo puso Dios mediante un pucherazo en Ferraz. De lo contrario es incomprensible que tolerasen aquello y sobre todo esto de ahora; abandonar a las familias de sus compañeros que murieron en el País Vasco por todos nosotros. Cualquiera diría que el votante del PSOE es un fanático al que le puede estallar en las narices el caso de los ERE, la trama Mediador, los GAL, Filesa, que él seguirá convencido de que los suyos, como María, están libres de pecado.

El PSOE ha tratado de darle tinte político a todo desde 1982 porque sabe que es como se mantiene un partido en el gobierno de la forma más eficaz. El problema de politizarlo todo no es que se utilice también el dolor o la memoria, es que al final se termina sin saber lo que está bien o mal mientras sirva para seguir en el poder.