Presidente por vocación

En Moncloa no tienen trabajo y por eso hablan del sexo de los ángeles, del sexo de los bebés de las embarazadas de Castilla y León y de cualquier cosa menos de cómo solventar la deuda pública que bate récords en España. Moncloa es un decorado de cine que se queda vacío cuando el presidente se va a jugar a la petanca, que es el curling español, con otros cargos del PSOE a los que hacen pasar por espontáneos. Y todo lo graban sin pudor como si Pedro Sánchez fuese Maradona interpretado por Harrison Ford. En Moncloa queda tan sólo una secretaria por si llama alguien, pero los ministros están todos de campaña y el presidente haciendo de Pedro Sánchez, que es el único trabajo que quiere desempeñar. Por los asuntos de Estado pregunte usted mañana.

Que Castilla y León se haya convertido en noticia nacional durante toda la semana sólo responde a que Mañueco quiere gobernar, le da lo mismo con Vox, con Cs, con la UCD, incluso con el PSOE si le dejasen seguir siendo presidente. Porque hay tipos que nacen del Madrid, otros que entrenaron toda la vida para conseguir un oro en Sydney en el año 2000 y Mañueco desde que nació sólo ha aspirado a ser presidente de la Junta de Castilla y León. «Señora, no ha tenido usted un político, ha tenido un presidente de la Junta de Castilla y León». Siempre ha querido estar donde está ahora mismo y por eso no se lo van a estropear desde Moncloa, Génova o Vox. En eso se parecen Mañueco y Pedro Sánchez, en que de pequeños no querían ser astronautas, autónomos en apuros, ni siquiera Batman. Los dos querían ser presidentes: Uno de Castilla y León, que es una comunidad de vecinos con el jardín más grande de Europa, y el otro de un decorado al que hace pasar por España.