Un país a la carta

Lo de Puigdemont es igual que si mañana un autónomo fugado dice que mejor le desmantelen Hacienda porque cada trimestre ahoga más. O el Dioni, porque la cárcel no le acababa de encajar. Como si Jesús Gil se hubiese puesto en huelga de hambre porque le inhabilitasen como alcalde de Marbella por prevaricar. Y en el posit trae apuntado Yolanda, al lado de los huevos, también que, como eliminar el delito de sedición quizá sea poca victoria contra el Estado, mejor la amnistía. Ya total… Yo si fuese Puigdemont, puestos, pediría también una escultura mía en cada Plaza Mayor, un desfile de pavos reales con los colores de la estelada en vez de las ocas de Miguelín por la Castellana, un documento firmado por parte de la RAE atestiguando que Cervantes escribió El Quijote en catalán, la declaración jurada de la NASA de que el Apolo 11 despegó desde Cabo del Ampurdán, mi perfil acuñado en monedas de seiscientos euros. El oro de Moscú. Desclasificar el Área 51. Que se acepte a Junqueras como animal de compañía. Ya sabe que Pedro y Yolanda están dispuestos a ceder, lo han demostrado durante los tres años pasados. La novedad sería que por primera vez se negaran. Pero la repetición electoral es el último recurso que barajan. Por eso Puigdemont podría pedir el primer hijo varón de cada español y el presidente se lo concedería sin despeinarse por aquello de que los hijos son del Estado.