BUENOS DÍAS, VIETNAM

Una idea propia

Más que una campaña electoral estos quince días han sido como cuando desnudan a los maniquís de los escaparates para preparar la nueva temporada

Alcaraz: un hombre solo

Una deuda soterrada

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Más que una campaña electoral estos quince días han sido como cuando desnudan a los maniquís de los escaparates para preparar la nueva temporada. Sólo que nadie se acordó de vestirlos otra vez. Hemos tenido candidatos paseando sus vergüenzas al aire alegremente y sin pudor ... durante dos semanas por España. Las vergüenzas, insisto, porque ideas no hubo muchas. Menos nuevas. Era más como unas rebajas de esas en las que sacan toda la ropa de hace un lustro y la ponen de saldo porque algo habrá que rebajar. Pues en esta campaña, igual. Por la cultura han pasado todos de puntillas, como de costumbre. De universidades, ¿quién ha hablado de universidades? ¿Del envejecimiento de la población? ¿De planes hidrográficos mientras derruyen las presas? De reestructurar el sistema quebrado de las pensiones… ese es un tema caliente como para darle más riesgo de incendio a un mes de julio electoral. Y en lo poco que han tratado, como lo de los peajes en las carreteras españolas a partir de 2024, el presidente no tuvo ningún problema en mentir, diciendo que no era cierto para que escasos nueve días después le dejase en evidencia la Unión Europea.Han hecho los principales partidos de este país una campaña de andar por casa, como si estuviesen más cortos de ganas que de pasta. O puede que haya sido una campaña en favor del turismo inaudita, como si quisiera empujar a todos los españoles a mejorar los números del sector huyendo lejos de su ciudad para evitar -llegado el domingo- el bochorno de no saber cuál es el mal menor. Los ideólogos bajaron las persianas para echar la siesta hasta septiembre y dijeron que Sánchez, Yolanda, Abascal y Feijóo se busquen la vida solos, que a su edad es mucho más importante una idea propia que una habitación.

Hemos tenido quince días de vacas flacas. Lo más ingenioso que se les ocurrió en el PP fue instalar una reproducción de la cabina del Falcon en Madrid con el eslogan de «es el momento de bajar a Pedro del Falcon». Para eso ha quedado la comunicación en política. Más allá, propuestas escasas y de esas pocas, lo de siempre. Y como esto es España, ninguno ha explicado cómo piensa llevar a cabo lo prometido durante estos días. Por eso ir a votar el domingo es como ir a Zara en rebajas: colas, calor y ninguna novedad; con la única diferencia de que a nuestros políticos no les podemos descambiar.

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