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buenos días, vietnam

Diciembre es una fiesta

Los niños de San Ildefonso ya han cantado y no nos ha tocado nada y por suerte nos da igual

Guillermo Garabito

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Cantan los niños de San Ildefonso y los violines largos del invierno, que a diferencia de los de Verlaine son violines alegres porque entonan villancicos. Canta Joaquín Díaz romances que recordaban las abuelas de nuestras abuelas: «A Belén camina / quisiera saber / un hombre de noche / ... con una mujer, / si la lleva hurtada / no es de imaginar. / Antes de las doce / a Belén llegar». Y cantan las plazas y le hace coro toda la ciudad. Se vive despreocupadamente rápido, irreflexivamente alegres. Frenesí de mercados, mercadillos y panettone. Todas las ciudades son la misma porque vuelven a llenarse de todas las caras ausentes y andar por cualquier lado es una romería que no se puede eludir: Beso aquí y beso allá, «pero cuánto tiempo», «a ver si nos vemos», «¡mañana!» Y mañana Dios dirá.

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